"Con un porcentaje que ronda el 9 por 100 somos el primer accionista de la entidad. Si el porcentaje sindicado alcanzara el 10 por 100, tendríamos derecho a contar con dos representantes n el Consejo de Administración de la entidad".

La líder sindical ha afirmado "que para nosotros la presencia en el máximo órgano de Banesto supone la posibilidad de defender los derechos de la plantilla en el foro más eficaz para hacerlo".

Los sindicatos están preocupados por el futuro de los más de 11.000 trabajadores, sólo en la casa matriz, ante el plan de saneamiento, lo que conlleva una fuerte reducción de gastos, que elabora el equipo dirigido por Alfredo Sáenz Abad.

El precitado porcetaje es el resultado de tres ofertas de compra de acciones realizadas por la propia entidad a su plantilla, en tres momentos distintos.

La primera oferta se produjo en el año 88, con créditos de la propia entidad, que en aquel entonces eran blandos (entre el 8 y el 10 por cien), y que tras el descenso de tipos del pasado año no pueden mantener esa consideración.

Similares condiciones tuvo la segunda oferta, realizada en el año 89. Finalmente, Banesto regaló acciones (una media de 80 títulos por epleado) con motivo de la ampliación liderada por J. P. Morgan, y con la condición de no vender en dos años.

Las primeras dos emisiones tenían como condición que se amortizaran los intereses de los créditos con cargo a dividendo. Lo malo es que los dividendos de Banesto han sido escasos o nulos durante este cuatrienio, por lo que muchos trabajadores suscriptores adeudan cantidades relevantes a la entidad, quien, por otra parte, está obligada a computar esos títulos como autocartera.

Los trabajadors compraron la primera emisión a 4.800 pesetas por acción, y la segunda a 5.100, cuando en el momento de la suspensión de cotización los títulos del banco de Conde cotizaban por debajo de las 2.000.

Hoy, Banesto vale en Bolsa poco más de 200.000 millones de pesetas, menos que el Banco Popular (que supera los 400.000 millones con un tamaño más reducido). Además, mientras todos los grandes bancos aumentaron su valor en el mercado durante el 93 sólo Banesto se depreció.

Por su parte, los analistas cnsideran que los títulos aún descenderán más. Las operaciones que se están cruzando en estos momentos fuera del mercado se realizan a precios mínimos.

En resumen, los créditos impagados, la ausencia de dividendos para pagar intereses y la previsible bajada de la cotización, que lleva los títulos a minusvalías, obliga a los trabajadores a mantenerlos en su poder.

De ahí surgió la idea de sindicar y servirse de esas acciones para poder reducir el impacto del plan de saneamiento sobre la plantilla. GT ya dió el visto buen a la sindicación ofrecida por Paredes.

Para mañana, está prevista una reunión entre Paredes y Santiago Barriocanal, líder del Federación Independiente de Trabajadores del Crédito (FITC). Si se llegara a un acuerdo entre estas dos formaciones, se trataría de arbitrar una fórmula jurídica de sindicación que resultara lo más barata posible para la plantilla, en particular por los costes notariales.