Los conductores de los camiones pertenecientes a estas bandas dejan que las sustancias contaminantes se filtren y vayan cayendo del camión durante la noche, mientras conducen por las carreteras británicas. Después dan la vuelta y retornan con un tanque vaco hacia la europa continental.

Las bandas saben que los aduaneros británicos no controlan los permisos para el contenido de los camiones. Por eso consideran que en Gran Bretaña es "fácil ganar dinero" vertiendo desechos químicos. Las mafias holandesas y alemanas se aprovechan de ello, según Paul Andrews, experto en crímenes ecológicos de la sección británica de la Interpol.

Las bandas utilizan también otro truco. Abandonan los contenedores llenos de basura química en los grandes puertos como Harwch o Felixstowe. Allí pasan varios años hasta que alguien los descubre.

Especialistas de otros países europeos han advertido en varias ocasiones que Gran Bretaña es "un punto débil" en la lucha internacional contra el crimen ecológico, según Andrews. Por ello, el Gobierno de Londres ha creado un grupo de trabajo para aumentar los controles.