Según ha comunicado el Banco Mundial, esta decisión implica que, a partir del 1 de julio, fecha de inicio del año fiscal del banco, los países beneficiados dejarán de pagar su deuda, programada originariamente para los próximos 40 años, y destinar dichos recursos a la inversión nacional.

Los países beneficiarios que cumplen con los requisitos para la congelación total de la deuda son Benín, Bolivia, Burkina Faso, Etiopía, Ghana, Guyana, Honduras, Madagascar, Malí, Mozambique, Nicaragua, Níger, Ruanda, Senegal, Tanzania, Uganda y Zambia.

El presidente del Banco Mundial, Paul Wolowitz, destacó que "se trata de un acuerdo histórico que combina mayor financiación con alivio de la carga de la deuda y ayudará a los países pobres a cumplir con los Objetivos del Desarrollo del Milenio".