Badosa señaló que el proyecto supne construir un conducto de gas que atraviese Marruecos desde los yacimientos argelinos y discurra por debajo del Estrecho de Gibraltar hasta España, con un coste de 1.200 millones de dólares, en torno a 120.000 millones de pesetas, por lo que la financiación del BEI rondaría los 40.000 millones.

También dijo que existe conversaciones muy avanzadas con los responsables del Banco Europeo, por lo que el acuerdo de cofinanciación podría cerrarse antes de que comiencen las obras del gaseoducto en el veran del año que viene.

Respecto al precio del gas argelino, Badosa dijo, a título orientativo, que oscilará entre 0,9 y 1 peseta por termia (un metro cúbico tiene 10 termias), con un valor del barril de crudo en el mercado de 18 dólares.

Asimismo, indicó que la empresa que preside está haciendo un gran esfuerzo para diversificar la procedencia de los suministros de gas, por lo que a finales del año 2000 España recibirá, además del gas argelino, otros 2.000 millones de metros cúbicos de Noruega, 2.50 de Liberia, 1.000 de Nigeria y otros 3.500 de Argelia a través de barco.

Señaló que el crecimiento de la demanda de gas en lo que queda de siglo será espectacular, por lo que ya existen conversaciones con Qatar y Rusia para proceder a nuevas compras de gas natural, aunque señaló que en el caso ruso existe una dramática limitación de recursos financieros y técnicos para elevar la producción y exportar más energía.

Badosa afirmó que la apuesta por el gas natural que hace el Plan Energético Naciona (PEN) está en la línea de la política energética aplicada por el resto de la CE y adelantó que, a pesar del esfuerzo español, a finales del año 2000 la península ibérica tendrá un peso del gas en su factura de energía del 12 por cien, cuando actualmente los países comunitarios están ya en el 19 por cien y siguen creciendo.

Este programa de gasificación, según Badosa, supondrán unas inversiones de 135.000 millones de pesetas hasta el año 1997, fecha en la que deberá entrar en funcionamiento el suminisro argelino, aunque las inversiones continuarán hasta situarse en 350.000 millones en el año 2000, como consecuencia de las obras previstas en la Red Nacional de Distribución.

Para hacer frente a este proceso inversor, el presidente de Enagas, señaló que existe un claro problema de rentabilidad en la extensión de la red de gaseoductos, pero advirtió que se trata de unas inversiones de interés social, en la que los criterios empresariales de Enagas no deben aportar la solución.

A su juicio, sólo l fórmula empleada en algunas comunidades autónomas, como es el caso de Galicia, de recibir subvenciones y devolverlas, si la demanda supera a las previsiones, puede garantizar la extensión de la red de suministros de gas a zonas del país claramente deficitarias.