Macroeconomía
El Banco de España sube cuatro décimas la previsión de crecimiento para 2024, hasta el 2,3%, y tres décimas la de inflación, hasta el 3%
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El Banco de España prevé que el PIB crezca en 2024 un 2,3%, lo que supone cuatro décimas más respecto a lo proyectado el pasado mes de marzo, por el “efecto arrastre positivo” resultante de los nuevos datos recogidos en el avance de la la Contabilidad Nacional Trimestral (CNTR), “tanto de la revisión al alza de las tasas de crecimiento de los últimos trimestres de 2023 como del crecimiento por encima de lo esperado en el primer trimestre del año”.
Junto a esta aceleración de la economía el organismo revisa también al alza la inflación, que aumentará hasta alcanzar una tasa anual media del 3%, tres décimas más que sus cálculos de marzo. Estos niveles caerían durante 2025, cuando se situaría en el 2%, y en el 1,8% en 2026.
Estas son algunas conclusiones de la actualización del organismo de sus ‘Proyecciones macroeconómicas e informe trimestral. Junio de 2024’, publicadas este martes, donde el Banco de España prevé que el PIB este año crezca finalmente cuatro décimas más de lo previsto en las proyecciones anteriores de diciembre, hasta el 2,3%.
Este 2,3% que ahora estima el Banco de España deja la previsión de PIB de este año a tres décimas de la del Gobierno, que la mantiene en el 2%. El Fondo Monetario Internacional (FMI) también actualizó recientemente su previsión, y elevó el crecimiento de la economía española hasta el 2,4% para este año.
Según apunta el Banco de España en el informe de proyecciones, el ritmo de expansión de la actividad se aceleró ligeramente en los primeros meses del año, especialmente en el caso de las ramas vinculadas a los servicios, y registró un dinamismo por encima del previsto en algunas zonas geográficas, como el área del euro. En el ámbito nacional, resalta la incertidumbre que existe “en relación con el grado de persistencia del considerable dinamismo que los servicios, especialmente los turísticos, han mantenido en España en los últimos trimestres”.
Además, “destacan los riesgos asociados a la reactivación de las reglas fiscales a escala europea”, ya que “el cumplimiento de dichas reglas requerirá en España del diseño y la ejecución de un plan de consolidación fiscal a medio plazo que permita una corrección del déficit público estructural más acusada que la contemplada en estas proyecciones”.
Para 2025 anticipa un 1,9% de avance, igual que en la anterior proyección, y para 2026 prevé un crecimiento del 1,7%, similar también a la revisión de marzo. El director general de Economía y Estadística del Banco de España, Ángel Gavilán, aseguró en la rueda de prensa de presentación de las proyecciones que “nos sigue sorprendiendo el dinamismo del primer trimestre” de 2024. “La gran sorpresa viene de las exportaciones del turismo, que es la parte que más contribuyó al crecimiento del primer trimestre”.
Respecto al consumo privado, manifestó que muestra “cierta atonía en los últimos trimestres”, pero “en el primer trimestre nos sorprendió ligeramente a la baja”, ya que el Banco de España esperaba “una ligera aceleración” de este componente. Así, “es una de las incertidumbres que tenemos hacia adelante”.
De acuerdo con los datos de avance de la CNTR, el crecimiento del PIB se aceleró en el primer trimestre de 2024 hasta el 0,7 %, tres décimas por encima de la tasa prevista en el ejercicio de proyecciones del Banco de España de marzo. Este crecimiento, “descansó en la fortaleza de la demanda exterior neta, que presentó sorpresas positivas relacionadas con el avance de las exportaciones (del 2,4%), especialmente de las de servicios de turismo (del 19%).
Entre los componentes de la demanda nacional, la formación bruta de capital repuntó un 1,3%, por encima del avance observado en el trimestre precedente (del 0,6%) y de lo previsto en el ejercicio de proyecciones de marzo, lo que Gavilán tildó de "sorpresa positiva".
Respecto a las nuevas reglas fiscales europeas, el Banco de España volvió a avisar de que su implementación “acarrearía previsiblemente un menor grado de dinamismo de la actividad” a partir del próximo ejercicio. En conjunto, el tono esperado de la política fiscal en 2024 sería “ligeramente contractivo”. Sin embargo, en 2025 y 2026 la orientación presupuestaria “se tornaría aproximadamente neutral”. A este respecto, el organismo destaca que la aplicación de las nuevas reglas fiscales europeas implicará la necesidad de un tono contractivo de la política fiscal española a partir de 2025, que no está incorporado en este ejercicio de proyecciones.
Respecto a la senda esperada de gasto financiado con los Next Generation EU, las actuales proyecciones contemplan que el gasto asociado a los fondos europeos, tras haberse situado en el 0,2% y en el 0,4% del PIB en 2021 y 2022, respectivamente, se habría incrementado hasta el 0,7% en 2023 y continuará aumentando en 2024 hasta situarse alrededor del 1% del PIB, cifra en torno a la que se estabilizará a lo largo del resto del horizonte de proyección, hasta 2026. “Todo ello sería coherente con el hecho de que el impacto máximo del programa sobre el nivel de PIB de la economía española se materializaría en los años 2025 y 2026”, añade el informe.
INFLACIÓN
En cuanto a la inflación, el organismo espera que marque en este año una media del 3%, tres décimas más que en las proyecciones de marzo. Para 2025 espera que baje al 2%, lo que supone una décima más de lo calculado anteriormente, y que la tendencia descendente continúe hasta el 1,8% en 2026 (otra décima más que en marzo).
Gavilán defendió que el proceso de reversión progresiva de las rebajas impositivas desplegadas por el Gobierno para hacer frente a la crisis energética “también ha redundado en los últimos meses en alzas de los precios del gas y de la electricidad”. De este modo, la reversión parcial del Impuesto especial sobre la electricidad y el IVA del gas “tendría un efecto en la inflación de abril entre uno y dos décimas”.
Por otro lado, el director general de Economía y Estadística del Banco de España sostuvo que “es posible que estemos consumiendo más de los alimentos que más se han encarecido”, y concretó el caso del aceite de oliva, “uno de los bienes que más estamos consumiendo y que más se ha encarecido en los últimos años”.
En el informe, el organismo explica que las actuales proyecciones incorporan una revisión al alza de la inflación general, que se concentra en buena medida en el año 2024. Esto se debe a la revisión al alza de las contribuciones del componente energético y de la inflación subyacente.
Por un lado, “los precios de la energía han experimentado recientemente aumentos más acusados de lo esperado unos meses atrás y, además, los mercados de futuros esperan precios del petróleo algo más elevados de cara a los próximos meses en comparación con lo previsto en marzo”.
Por otro lado, “la inflación subyacente ha registrado sorpresas positivas en los últimos meses relacionadas con una resistencia a la baja de la inflación de los servicios mayor de la anticipada”. Según el organismo, “esto se habría debido al inesperado dinamismo que la actividad turística ha mostrado recientemente, una parte del cual se mantendría de cara al futuro y supondría ciertas presiones inflacionistas adicionales”.
En ese sentido, el Banco de España espera que el proceso de moderación de la inflación siga avanzando gradualmente en los próximos trimestres, pese a la revisión al alza de tres décimas para este año. Las ligeras revisiones al alza para 2025 y 2026 se explican “por una senda de desaceleración de la inflación de los servicios ligeramente menos acusada que la contemplada en el ejercicio de marzo, en un contexto en el que la inflación de los servicios apenas se ha reducido en dos décimas desde comienzos de año”.
PARO, DÉFICIT Y DEUDA
En paralelo a estas cifras, el Banco de España mantuvo su estimación de paro para este año en el 11,6%. De cara a 2025 se reducirá hasta el 11,3% respecto a las proyecciones de marzo, que fueron del 11,5%. Para 2026 sitúa las proyecciones en el 11,2%, frente al 11,3% del anterior informe.
El Banco de España reconoce que la tasa de paro continuará reduciéndose en los próximos años “a un ritmo más lento que en los anteriores”, debido “tanto a la moderación esperada en el ritmo de creación de empleo como al crecimiento previsto de la población activa, que al igual que en los últimos años seguirá viéndose impulsada por unos flujos de inmigración relativamente elevados”.
Como resultado de todo ello, la tasa de paro permanecerá por encima del 11% dentro de dos años. Gavilán recalcó que el dinamismo del empleo es “mayor en las empresas de mayor tamaño”, con lo que “el peso del empleo se concentra en las empresas más grandes”.
Respecto al déficit público y la deuda, el Banco de España revisó a la baja el déficit para este año, hasta el 3,3% del PIB, una cifra que sitúa en el 3,1% y en el 3,2% para 2025 y 2026, respectivamente. En cuanto a la deuda, la ratio sobre PIB mejorará respecto a las estimaciones anteriores y se situará en el 105,8% este año, crecerá hasta el 106,2% en 2025 y se elevará nuevamente en 2026 hasta el 107,2%.
INESTABILIDAD POLÍTICA
Todas estas cifras se enmarcan, como en anteriores ejercicios, en un contexto de incertidumbre geopolítica a escala global. En el ámbito externo, el Banco de España pone el foco en las tensiones asociadas a los conflictos bélicos en Ucrania y la Franja de Gaza, así como las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China, que suponen en el caso de una escalada “un considerable riesgo a la baja sobre la actividad y al alza sobre los precios”.
Asimismo, “en un contexto en el que los mercados financieros han venido mostrando en los últimos meses unas dinámicas muy favorables -con algunos índices bursátiles internacionales cerca de máximos históricos y con primas de riesgo relativamente reducidas-, no pueden descartarse episodios de turbulencias financieras que provoquen una acusada corrección en los precios de los activos financieros y un deterioro de las perspectivas macroeconómicas en el corto y medio plazo”, indica.
En el ámbito nacional, “sigue existiendo una elevada incertidumbre en cuanto al ritmo de ejecución de los proyectos asociados al programa Next Generation EU y a su impacto sobre la inversión privada y la actividad económica”, así como con la “capacidad del ahorro de los hogares, que repuntó en 2023, para impulsar el consumo privado en los próximos trimestres”.
Respecto a la velocidad del proceso desinflacionario en España, apunta que “es una cuestión sobre la que persiste una notable incertidumbre”, por lo que “en los próximos meses será imprescindible monitorizar en el caso de la economía española cómo evoluciona el mercado de trabajo, el grado de dinamismo de la productividad y el comportamiento de la actividad en el sector servicios, en particular en los servicios turísticos”.
Con ello, señala que la valoración conjunta de las distintas fuentes de incertidumbre refleja que los riesgos en torno a las actuales proyecciones de crecimiento económico “se encuentran orientados a la baja, mientras que en el caso de las proyecciones de inflación se consideran sesgados al alza en los próximos trimestres y equilibrados en 2025 y 2026”. “El hecho de que en los últimos meses la senda de moderación de la inflación subyacente en España haya sido algo menos intensa de lo anticipado recomienda mucha cautela antes de dar por doblegado el actual episodio inflacionista”, advierte el organismo.
(SERVIMEDIA)
11 Jun 2024
ECJ/gja