BALANCES 1993: PATIDOS POLITICOS =================================
- El PP procedió a renovar su fachada en los niveles regionales y provinciales
- IU concurrió a las elecciones en medio de una crisis que dejó fuera de las listas a los 'renovadores' más conocidos
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(Por José Ramón Verano)
Ganar las elecciones generales tendría que ser suficiente para considerar que un año ha sido bueno para un patido. No ha sido así en el caso del PSOE. En 1993 estalló de forma explícita la crisis de inhabitabilidad entre quienes lo han dirigido desde su llegada al poder.
Esa crisis era reconocida a Servimedia por uno de los dirigentes durante la jornada de debate celebrada en Toledo el pasado 10 de diciembre, la misma fecha en que los 'guerristas' andaluces propinaban un varapalo al presidente andaluz, Manuel Chaves, a propósito de la fecha del congreso regional de los socialistas.
A pesar de que el debte interno en el PSOE ha dejado de ser nominalista para 'centrarse' en las ideas, es evidente que cuando los 'renovadores' -por boca de José Bono en aquellas jornadas- dicen que en la dirección "no caben todos", los receptores del mensaje piensan, entre otros, en Alfonso Guerra.
Las últimas ejecutivas del PSOE, dominadas por Guerra, han tenido unos resultados brillantes desde la victoria del 82, pero el escándalo sobre la forma de financiación del partido provocó que muchas lanzas se volviesen contra l antes todopoderoso vicesecretario general y sus seguidores, sobre todo en la primera mitad de este año.
CORCUERA EXPLICA
José Luis Corcuera, uno de los representantes de la denominada 'tercera vía' y de los más interesados en soldar 'las fracturas' entre los 'renovadores' y los 'guerristas', explicaba con claridad lo ocurrido en el partido, durante las jornadas de debate celebradas en octubre en Bilbao.
El entonces ministro del Interior aseguró que "la dirección está un poquito devaluada". Su argumentos fueron: "El último congreso del partido no terminó bien y no salimos contentos", "hemos tenido y seguimos teniendo supuestos pendientes de resolución judicial que han restado crédito a la dirección" y "ha faltado solidaridad entre los compañeros en todas estas cuestiones".
Esa falta de solidaridad también fue explicada por Corcuera: "Durante una época, el partido ha tenido que funcionar con un cierto orden y eso ha creado en ocasiones no pocas frustaciones que originan en el momento presene algo así como el paso de la factura a aquellos compañeros que tuvieron que dirigir el partido con pulso firme porque era imprescindible, y a los hechos me remito si analizamos cuáles han sido los éxitos de este partido".
A pesar de los intentos de algunos 'renovadores' para que Guerra no siga en su puesto de vicesecretario general, no está claro que vayan a conseguir sus propósitos. Los 'guerristas' llevan meses trabajando por llegar al 33 Congreso con el número suficiente de delegados que haga imprscindible el pacto.
Según sus seguidores, Guerra no quiere que un acuerdo con González para integrarse en una candidatura de consenso pueda ser interpretado como una concesión, sino que desea un acuerdo político en términos de poder real.
LA CARTA DE BENEGAS
La tensión entre 'guerristas' y 'renovadores' se hizo explícita en Semana Santa cuando el secretario de Organización, José María Benegas, difundió la carta en la que ponía su cargo a disposición de Felipe González, justificándola en la quiera de la solidaridad que, a su juicio, habían provocado "algunos ministros que se amparan en el anonimato y renovadores de la nada... que pretenden, desde hace tiempo, deteriorar y deslegitimar la autoridad de quienes fuimos elegidos en el último congreso".
En el transfondo, estaba el asunto Filesa, en pleno apogeo en los primeros meses del año, y que obligó a Felipe González en su comparencia en la Universidad Autónoma a asegurar que deseaba una aclaración del caso hasta sus últimas consecuencias y s disposición a asumir todas las responsabilidades "que le competan". Mientras, un grupo de estudiantes le gritaba "chorizo, corrupto, demagogo y ladrón".
Las 'víctimas' de Filesa fueron Guillermo Galeote, que salió de la Ejecutiva, y Carlos Navarro. Ambos dejaron su escaño en el Congreso y no repitieron como candidatos.
Otro de los momentos cruciales de este año en el enfrentamiento de 'renovadores' y 'guerristas' fue la votación efectuada el 25 de junio en la Ejecutiva sobre la candidatura de Calos Solchaga como presidente del Grupo Parlamentario, que arrojo un 15-13 y una abstención a favor de la propuesta presentada por González y puso de manifiesto el abismo entre ambos sectores.
TRANQUILIDAD EN EL PP
El Partido Popular ha conseguido pasar este año ante la opinión pública como un partido sin grandes problemas, a pesar de sus crisis en Cantabria y en algunos grandes municipios, como Madrid.
Esa 'calma' ha sido aprovechada por los dirigentes populares para proceder a lo que se ha denminado 'la segunda renovación del partido'. Ha consistido en presentar caras nuevas ante la sociedad en los niveles regionales y municipales -proceso que ya había sido realizado en el ámbito nacional- en detrimento de antiguos dirigentes de Alianza Popular.
"Más renovación, más apertura, más esfuerzo por centrar el partido", fueron las claves con que definió el secretario general del PP, Francisco Alvarez Cascos, el proceso de congresos regionales y provinciales que el partido celebró en el otoño.
Esa renovación tenía otra clave. Que el PSOE no pudiese utilizar de nuevo contra el PP el mensaje que tan buenos resultados le dio en las pasadas elecciones generales: "¡Que viene la derecha de siempre!".
Alvarez Cascos lo reconocía en una entrevista con Servimedia el pasado verano. "Al final", señalaba, "el adversario utiliza los puntos débiles. Y si 'la derecha de siempre' tiene connotaciones negativas para amplios sectores de la sociedad española, es evidente que conviene que nosotros no le demos a razón".
EL CAOS DE IZQUIERDA UNIDA
Izquierda Unida concurrió a las elecciones generales de junio en muy malas condiciones. El referéndum interno para ordenar su candidatura de Madrid, que colocó a los 'renovadores' más famosos, Cristina Almeida, Pablo Castellano y Nicolás Sartorius, en los puestos quinto, octavo y noveno de la lista y la posterior renuncia de todos ellos a ser candidatos hizo que IU se presentase muy dividida ante el electorado.
Ese proceso, calificado por Anguita de "correct y democrático", ocultaba una trampa que desvirtuaba la pluralidad ideológica de IU. Al ser el PCE mayoritario en la coalición, era más que evidente que la obediencia de las bases del Partido Comunista a las consignas de sus dirigentes daría al traste con un cartel en cuyos primeros lugares figurasen los dirigentes 'renovadores'.
Si a esto se añade que IU se quedó sin líder en plena campaña electoral, debido al infarto que sufrió Julio Anguita en Barcelona, no es de extrañar que los resultados obtenids por esta formación quedasen muy lejos de las previsiones que 'a priori' le otorgaban todas las encuestas.
El intento de relegar a los principales 'renovadores' en la candidatura madrileña tenía como objetivo descabezar un movimiento del que Julio Anguita desconfiaba en grado sumo desde la votación en el Congreso de los Diputados sobre el Tratado de Maastricht.
La posición de los 'renovadores' a favor de ese Tratado, frente al voto negativo de los parlamentarios del sector mayoritario, hizo arguentar a los seguidores de Anguita que en el futuro podría haber "fugas" de votos a favor del PSOE si, como luego ocurrió, este partido perdía la mayoría absoluta.
(SERVIMEDIA)
19 Dic 1993
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