BALANCES 1993: PARLAMENTO Y GOBIERNO ====================================
- La situación del país obliga a los socialistas a negociar on todas las fuerzas parlamentarias el 'impulso democrático'
- 30 proyectos de ley ha enviado el Gobierno a las Cortes en esta nueva etapa
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La pérdida de la mayoría absoluta (159 escaños) obligó al PSOE desde el día después de las elecciones del 6-J a poner toda su maquinaria parlamentaria en marcha para reforzar las estrechas relaciones que mantuvo con Convergència i Unió (CiU) y PNV la pasada legislatura.
Unas relaciones que no impidieron que la rectafinal de la legislatura pasada fuese un infierno para los socialistas en su enfrentamiento con el PP a raíz de la corrupción; enfrentamiento que alcanzó su cénit con la salida en bloque del Congreso de todo el Grupo Popular, durante un debate a finales de marzo con el ministro José Borrell.
Serenados los ánimos políticos con las elecciones, en la cúpula socialista se consideró que no bastaba sólo el respaldo de los 5 diputados nacionalistas vascos y 17 catalanes a la investidura de Felipe González, daa la actitud siempre reivindicativa "en exceso" de ambas formaciones y el consiguiente riesgo de que el apoyo en las Cámaras no fuera estable.
Ahora ya no se podía contar con el respaldo del CDS, formación que resultó barrida en los comicios generales y que en la anterior legislatura había rendido casi un permanente apoyo a los socialistas como miembro del entonces bautizado por Benegas 'bloque constitucional'.
El PSOE se encontró por sorpresa con el apoyo de Coalición Canaria, variopinta candidaura nacionalista que se convirtió en la revelación de las elecciones y que se presentó con un tinte combativo ante los ciudadanos, pero que tras su aterrizaje en la Carrera de San Jerónimo dio un giro considerable a su estrategia electoral. Su estilo empezó entonces a parecerse de modo progresivo al de CiU y PNV.
A cambio de concesiones del Gobierno central a exigencias muy concretas del Ejecutivo autonómico canario, los cinco diputados de la coalición liderada por Lorenzo Olarte iniciaron un proceso e suavizamiento de sus críticas a los socialistas, que desembocó en apoyos tan señalados como el que tributaron a los Presupuestos del 94.
LA BELIGERANCIA DEL PNV
Junto a esa sorpresa apareció otra más desagradable aunque prevista para el PSOE: la postura beligerante que empezó a adoptar el PNV y que le llevó a no respaldar las Cuentas del Estado enviadas por el Gobierno.
Los nacionalistas vascos han acogido con gran malestar la respuesta negativa que ha dado el Gobierno a sus exigencias para qe se transfiera a Euskadi un paquete de 54 transferencias, frente a las que el PSOE pone muchos peros.
Entretanto, las dos principales formaciones de la oposición, Partido Popular e Izquierda Unida, prosiguieron con su estrategia de confrontación enconada con el Gobierno, pese a las conversaciones abiertas sobre 'impulso democrático'.
Las dos partes criticaron abiertamente el silencio de González durante la etapa postveraniega, en un momento de fuerte crisis económica, censura que también llegó alos socios de CiU y PNV, quienes advirtieron sobre la "falta de liderazgo" del país por la ausencia pública de González.
José Luis Corcuera fue uno de los políticos que más espacio copó en los medios de comunicación durante la recta final del año por su abandono del Ministerio del Interior como consecuencia de la decisión del Tribunal Constitucional de anular el precepto de la Ley de Seguridad Ciudadana conocido popularmente como 'patada en la puerta'.
Pocos creían que el antiguo sindicalista de a UGT cumpliera su promesa -formulada al comienzo de la campaña electoral- de renunciar al cargo si el Alto Tribunal modificaba algún artículo de la ley.
Sin embargo, Corcuera se mantuvo firme en su decisión de dimitir para salvar su coherencia política, incluso a pesar de las presiones del presidente del Gobierno, Felipe González, quien deseaba que continuara al frente del departamento de Interior, donde siempre valoró muy positivamente su gestión.
DESEMBARCO DE SOLCHAGA
El desembarco de Carlo Solchaga como presidente y portavoz del Grupo Socialista en el Congreso supuso una revolución en el Palacio de la Carrera de San Jerónimo, ya que su llegada no fue bien acogida por los miembros del sector 'guerrista', que siempre se mantuvieron fieles al anterior portavoz, Eduardo Martín Toval.
El terremoto causado por la apuesta de González en favor de Solchaga propició que por primera vez en la historia del socialismo español se tuviera que dirimir en la Ejecutiva Federal, mediante una votación, quén tendría que ocupar el cargo de portavoz parlamentario. El presidente del Gobierno ganó finalmente el pulso a Guerra, aunque por un apretado margen.
Poco después de acceder a la portavocía, Solchaga se vio envuelto en el escándalo de Trasmediterránea, al descubrirse que el ex ministro de Economía viajó 'gratis total' a Palma de Mallorca, en compañía de su esposa, utilizando una de las embarcaciones de la naviera pública.
Un escándalo que no le llevó a la dimisión, como sí ocurrió con José MaríaMohedano en el cargo de secretario general del Grupo Socialista. El descubrimiento de que había estado asesorando al constructor Pinto-Fontán, implicado en irrgularidades inmobiliarias, le obligó a dejar el cargo.
Tras las elecciones, a causa de las cuales decayeron todos los proyectos de ley que estaban siendo tramitados en Cortes, el Gobierno ha enviado al Parlamento 30 proyectos, entre ellos la Ley de Plantilla de las Fuerzas Armadas, la Ley de Asilo o la Ley de Autonomía del Banco de España.
ambién destacan la reforma del régimen jurídico de prestaciones por desempleo, la Ley de Fundaciones y la de incentivos fiscales a la participación privada en actividades de interés general.
Por último, cabe destacar de esta legislatura la presencia de 55 diputadas, ocho más que en el período 1989-93. Andalucía, con 8 parlamentarias, y Cataluña y la Comunidad Valenciana, con 3, son las que obtuvieron el 6-J más representación femenina.
(SERVIMEDIA)
19 Dic 1993
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