Aznar acudió en Salamanca, acompañado de su esposa, Ana Botella, y su hijo pequeño, Alonso, y de los líderes regioales del partido, a una convención de los candidatos populares de Castilla y León.

El líder del PP se hizo eco de los sondeos que dan al partido que preside 22 diputados en Castilla y León (dos más que en las anteriores generales) y 27 senadores; insistió en el cambio político que necesita este país y afirmó que confía en España y en los españoles "que saben lo que tienen que hacer".

Aznar recordó sus promesas electorales en torno a la reforma del sistema fiscal, el apoyo prioritario a las pequeñs y medianas empresas a través de ventajas fiscales y la creación de empleo, "no el reparto del 'que no hay'".

Respecto al terrorismo, recordó a los secuestrados Aldaya y Ortega y afirmó que, si llega a ser presidente, los violentas cumplirán sus penas íntegramente en la cárcel, reformando para ello el nuevo Código Penal.

En torno a la decisión judicial de archivar el caso de las escuchas del Cesid, aseguró que los servicios de inteligencia del Estado necesitan una reforma, pero por parte del nueo Gobierno, ya que señaló "no es de sentido común reorganizarlos ahora".

Aznar clausuró su mitin con el grito de "¡salmantinos: vamos a ganar!" y reiteró la afirmación de que el Partido Popular tiene espíritu de centro y de colaboración con todos.