Aznar, que actualmente es presidente de la Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales (FAES), hizo esta afirmación en un discurso que pronunció tras recibir en Rotterdam (Holanda) el EFR-Business Week Award 2006, el máximo galardón que otorga la Facultad de Economía de Rotterdam, en colaboración con la Universidad de Erasmus.

En su discurso, difundido por la Fundación FAES, Aznar denunció el riesgo del "declive demográfico" en Europa y advirtió de que se equivocan quienes piensan que el continente europeo del mañana será igual que el de ahora aunque, en vez de haber un 10% de inmigrantes, haya un 40%.

Asimismo, Aznar, en el terreno económico, defendió la aplicación de un verdadero Pacto de Estabilidad y denunció que "actualmente surgen por todas partes medidas proteccionistas e intervencionistas, leyes absurdas de 'protección' contra la inversión extranjera, argumentos ridículos sobre los 'campeones nacionales' o declaraciones que afirman que cualquier cosa es un sector estratégico, incluso la fabricación de 'yogures".

"Otras veces", añadió en referencia a la controversia desatada por la OPA de Gas Natural sobre Endesa, "se aprueban normas nacionales ad hoc que violan de forma flagrante la normativa comunitaria, como en el sector de la energía, para evitar la entrada de otras empresas europeas en los mercados nacionales. Y, por si esto fuera poco, se decide desactivar por completo la directiva de servicios, la directiva Bolkenstein, impidiendo de esta forma hacer realidad un mercado único de servicios".

A juicio de Aznar, "Europa necesita una política decidida de recuperación de valores basada en los valores esenciales de nuestra civilización occidental, incluido el carácter cristiano de nuestras raices y de nuestros orígenes, el cual es perfectamente compatible con la no confesionalidad de los Estados y con la necesaria separación entre las Iglesias y los Estados".

Añadió que "sólo si Europa es más fuerte económicamente tendrá más capacidad de influencia en el mundo" y se mostró convencido de que la construcción de Europa no debe hacerse en contraposición a Estados Unidos, sino, por el contrario, fortaleciendo el vínculo atlántico, incorporando a países como Israel, Australia y Japón.

Aznar criticó a las "voces apocalípticas" que anunciaban el colapso europeo si no salía adelante la Constitución que fue rechazada en referéndum en Francia y Holanda, y apuntó que "ahora se demuestra con claridad que sólo querían aprobar por la puerta de atrás una reforma institucional que cambiaba el reparto de poder negociado en Niza".

En esta misma línea, se mostró convencido de que la Unión Europea necesita un programa muy profundo de reformas económicas, promoviendo una mayor flexibilidad, más privatizaciones y cambios sustanciales en los sistemas de pensiones, muchos de los cuales, basados en sistemas de reparto, "no están en condiciones de asegurar su propio futuro a largo plazo, provocando un colosal fraude a toda una generación de europeos que hoy cotizan y esperan cobrar una pensión".