"Los equipos están preparados, los motores en marcha, conocemos el itinerario y sabemos lo que tenemos que hacer. Tenemos la letra y la música; la decisión de los españoles es la que tiene que llevarnos a ponerla en marcha", agregó.

A su juicio, España necesita un cambio político y un "gobierno fuerte" respaldado por una mayoría "amplia", y en esa linea las elecciones autonómicas y municipales de mayo de 1995 "serán, sin duda, un hito importante en el camino hacia el camio democrático en España".

Aznar se mostró convencido de que lo que denominó "actual combinación de Gobierno" no tiene capacidad para responder a la situación de inestabilidad política, "empresas en crisis, paro y corrupción" que atraviesa el país.

Añadió que un gobierno débil es un obstáculo para la recuperación económica, porque, al estar acosado por "tantos problemas de corrupción que el mismo ha ocultado o generado", no tiene tiempo para dedicarse a resolver los problemas económicos.

"LAS CSAS DE GUERRA"

Sobre la acusación del vicesecretario general del PSOE, Alfonso Guerra, que culpa al PP de haber judicializado la vida política español, Aznar respondió que eso son "las cosas del señor Guerra", a las que, según él, los españoles ya no prestan atención.

De la España de las Autonomías, el líder del PP señaló que "se ha oscurecido en las últimos años una conciencia nacional española", si bien aclaró que no le gustaría que surja "ni siquiera el nacionalismo español, porque los nacionaismos son excluyentes".

Aznar aseguró que en España no hay ningún riesgo de golpe de Estado, pero sí resulta preocupante "el deterioro de los políticos y por eso quiero salir de esta situación, que no se puede ni taparla ni eliminarla".

Sobre sus relaciones con el líder de Izquierda Unida, indicó que "dialogo y dialogaré con el señor Anguita todas las veces que sean necesarias" y agregó que, aunque discrepan ideológicamente en muchas cosas, "no tengo temor ni reserva en decir que compartimos alguos problemas de la realidad española en este momento".