Así lo pone de manifiesto un estudio de la compañía europea Wit realizado sobre más de 20.000 instalaciones telegestionadas en Europa, que defiende el uso de la telegestión para que los equipos municipales racionalicen el uso del alumbrado público ajustándolo a las necesidades de cada momento.

Esta tecnología permite tener monitorizadas permanentemente las redes de canalización del agua potable y residual de una localidad, garantizando la ontinuidad del suministro y evitando fugas y vertidos incontrolados.

Desde un solo puesto central de control (a través de Internet o con un teléfono móvil) se recibe en tiempo real y a distancia toda la información relativa al funcionamiento de los servicios, lo que permite conocer en todo momento el estado de los mismos y actuar a distancia ante cualquier anomalía o incidencia, evitando riesgos o accidentes y sin necesidad de desplazar al personal de mantenimiento.

La rentabilidad de aplicar est nueva tecnología es alta, ya que el coste medio inicial de la instalación más sencilla ronda los 1.300 euros y, para un parque de 15 instalaciones, el periodo de amortización de tal inversión es inferior a los 5 años, según el estudio.