Según el responsable municipal de Sanidad, Simón Viñals, el objetivo es comprobar la documentación mercantil y administrativa de los locales y las características de las rebajas, si se admiten o no tarjetas de crédito y si las ofertas comerciales pueden incurrir en publicidad engañosa.

Los inspectores municipales verificarán si ls productos tienen marcado el precio de venta al público y el rebajado, y si los artículos en venta poseen o no el etiquetado correcto.

Viñals recordó que en la campaña de rebajas del año pasado fueron visitados un total de 656 establecimientos de los denominados puerta de calle, 7 centros comerciales y 11 grandes superficies.

El concejal destacó que la mayoría de ellos cumplía con los requisitos de las prácticas comerciales empleadas en esta época de rebajas.

Las principales irregularidadesdetectadas fueron la no presentación de licencia municipal o fiscal, la falta de facturas de origen, el etiquetado en lengua extranjera o incompleto, la no admisión de cambios y no aceptar tarjetas de crédito.