El arcipreste de las localidades guipuzcoanas de Irún y Fuenterrabía, José Ramón Treviño, condeado a seis años de prisión por colaboración con banda armada, ha accedido al tercer grado penitenciario, por lo que tan solo acude a la prisión para dormir.

Pedro Cerracín reiteró que a las víctimas del terrorismo les va a costar mucho trabajo comulgar cuando consagre el arcipreste de Irún.

No obstante, señaló que en ningún momento se está criticando a la Iglesia vasca. "La mayoría de las víctimas del terrorismo son creyentes y si repugnó el hecho de Treviño fue precisamente por su condición de srcerdote y porque estaba haciendo un uso indigno de la sotana", dijo.

El abogado de la AVT mostró su sorpresa por la celeridad con la que se le condenó y la celeridad con la que se ha podido beneficiar del tercer grado.

A su juicio, esto demuestra lo "barato" que sale colaborar con los terroristas. "De nada ha servido la duplicación de la pena que hizo el Tribunal Supremo, porque estamos como en otras ocasiones, en las que se aplican unos beneficios penitenciarios que casi dejan vacío de contenid el fallo de la sentencia".

Cerracín volvió a reiterar la necesidad de que los terroristas cumplan íntegramente sus penas, "como ya lo ha dicho en repetidas ocasiones el presidente del Gobierno".

Sobre las visitas que el obispo de San Sebastián, José María Setién, ha realizado a Treviño en la prisión, el abogado de la AVT dijo que no le extrañan esas visitas, ya que Treviño declaró en las actuaciones que había comunicado los hechos a Setién.

"El mejor favor que podrían hacer Setién, Pagola (icario) y Treviño a la Iglesia en general es irse y dejar que ocupen sus cargos personas que no hagan un uso indigno a la sotana", añadió.

El arcipreste de Irún fue condenado por alojar el 28 de febrero de 1992 en su domicilio a los miembros de ETA Juan Ramón Rojo e Ignacio Recarte, poco después de que ambos cometieran un atentado en Santander en el que murieron varias personas.