Reus reconoció, no obstante, estar "sorprendido" no tanto or la noticia como por haberla conocido a través de los medios de comunicación insulares. Añadió que la suspensión no debe tener mayor trascendencia y coincidió en que "no se deben hacer más trasvases de agua improcedentes, ya que el agua ha de aprovecharse y no tirarse al mar".

El consejero balear argumentó que es "lógico" que Tarragona se niegue a enviar más barcos si las garantías de recepción no son "perfectas". "Tampoco Mallorca quiere ese agua si no estamos convencidos cien por cien que la podreos recibir como nos merecemos", agregó.

La misma prudencia exhibió hoy el alcalde de Palma, quien, sin embargo, insinuó que la decisión del alcalde de Tarragona y presidente del Consorcio de Aguas de esa ciudad podría ser una medida electoralista, "porque estamos en un tiempo en que todo puede ser".

En cuanto a la oposición política en Baleares, Antonio Roig, del PSOE, dijo hoy que "es una reacción lógica ante tanta chapuza del Gobierno balear" y calificó de "razonable" la postura del alcalde de arragona.

Por su parte Pedro Sampol, representante de los nacionalistas del Partit Socialista de Mallorca, indicó que "lo que ha pasado es un ridículo de nivel de estado".