Las compañías del país vecino han constatado que la eficacia de estas actividades culinarias para fomentar la armonía entre sus empleados, es superior a la de las actividades competitivas.

Según Alain Ducasse Formation, empresa de uno de los principales chefs del país vecino que ofrece cursos gastronómicos a las empresas, la cocina estimula el trabajo en equipo ya que cada participante es responsable de uno de los procesos de la elaboración del plato, y la preparación de una buena comida es un gran incentivo.

Una cuarta parte de los ingresos de esta compañía proceden ya de la organización de los mencionados cursos, cuyo coste medio se sitúa en torno a 260 euros por persona.

Por su parte, L'Atelier des Chefs, una escuela de cocina de París que empezó a ofrecer este tipo de formación el pasado verano, ha experimentado también una elevada demanda de cursos para empresas.

Sus creadores atribuyen el interés de las empresas en que sus empleados participen en esta actividad, a que la cocina ayuda a redescubrir principios de la ética empresarial como la disciplina, el respeto de los tiempos y de la creatividad y los sentimientos de los demás.