La Fiscalía pide para López Monge 18 años de prisión, al considerarla autora de los delitos de colaboración con ETA y depósito de explosivos.

Según recuerda la Fiscalía, el 23 de septiembre de 2002 los etarras Hodei Garralaga y Egoitz Gurruchaga fallecieron cuando hizo explosión el artefacto que transportaban en su coche mientras transitaban por el barrio de Bantazarra de Bilbao.

En la investigación iniciada tras esta explosión se descubrió que Garralaga y Gurruchaga disponían de las llaves de una vivienda de la calle Licenciado Poza de Bilbao, que era ocupada por la acusada y por Iñigo Ripoll, que se encuentra en paradero desconocido, indica la Fiscalía.

En el registro de la vivienda se encontraron un kilo de explosivo Titadine, 17 detonadores y diverso material para la fabricación de bombas, como cordón detonante, temporizadores y pilas.

Según la Fiscalía, tanto Ripoll como López Monge, "con pleno conocimiento de las actividades ilícitas que desarrollaban, cedían el uso de la vivienda a los dos etarras fallecidos para almacenar los efectos relacionados".