El fiscal pide para él 30 años de cárcel, al entender que Silva, como responsable del comando terrorista que cometió el asesinato, dio la orden de realizar el atentado. Además, cree que este cabecilla de los Grapo ofreció informaciones sobre la víctima para que la acción pudiera desarrollarse.

Según el escrito de conclusiones realizado por la Fiscalía, Fernando Silva, junto con Guillermo Vázquez y María Jesús Romero, ya condenados por estos hechos, se reunieron en mayo de 1990 en Perpiñán (Francia) y decidieron que si el Gobierno español no accedía a reagrupar a los presos de los Grapo, matarían al coronel López Muñoz.

Siguiendo las órdenes de Silva Sande, Vázquez y Romero se trasladaron a Valladolid, en donde se instalaron en un piso franco propiedad de la banda terrorista en el que ya se encontraba la también condenada Olga Oliveira Alonso.

Tras realizar las labores de seguimiento del coronel, sobre las ocho de la mañana del 15 de junio de 1990 Vázquez y Oliveira se dirigieron a una cafetería situada junto al domicilio del militar y, cuando éste salió de su casa, el primero de ellos le disparó en la cabeza y el abdomen, causándole la muerte instantánea.