Según afirma el tribunal en una sentencia hecha pública hoy, en octubre de 1988 ETA decidió matar a Ramón Bañuelos Echeverría, al que consideraban un traficante de drogas, para lo que varios miembros de la organización terrorista nvestigaron las constumbres de su víctima.

Estos dados fueron facilitados a Del Olmo y a otro terrorista, quienes debían cometer el asesinato. Así, el 7 de octubre de ese año colocaron un artefacto explosivo en los bajos del vehículo de Bañuelos, que se encontraba estacionado frente a su domicilio en Bilbao.

Bañuelos falleció una hora después al poner en marcha su coche, momento en el que se produjo la explosión de la bomba, que fue activada mediante un mecanismo de inercia.

Como consecuenci de la explosión, se produjeron numerosos daños en los vehículos estacionados en las inmediaciones y en las viviendas colindantes, por un valor total de más de 1.800.000 pesetas.

Según el tribunal, Del Olmo es responsable de un delito de asesinato cualificado por el uso de explosivo y con la concurrencia de la agravante de premeditación, ya que, a juicio de la sala, "ha quedado patente la reflexiva y fría meditación del culpable durante un importante periodo de tiempo antes de cometer el hecho".

simismo, le considera responsable de otro delito de estragos y le condena a pagar a los herederos de la víctima un total de 20 millones de pesetas.