En una sentencia hecha pública hoy, el tribunal considera probado que el acusado, que fue juzgado a rincipios de este mes, perpetró las cinco agresiones de forma violenta e intimidatoria y sólo en el caso de M.T.R.S., a la que atacó a las 9,15 de la mañana en las proximidades del polígono industrial, contempla un delito de coacciones, ya que los gritos de la joven fueron oídos por un obrero que acudió en su ayuda.

Fernández Pereiro asaltaba a las jóvenes de forma sorpresiva, cuando se encontraban solas, y, amenazándolas con un cuchillo o una navaja, las conducía hacia descampados, donde, la mayoría e las veces, había dejado preparado con anterioridad un colchón.

La sala basa su condena en las declaraciones efectuadas por las víctimas durante el juicio y en las ruedas de reconocimiento practicadas tanto en comisaría como en el juzgado, a pesar de que éstas fueran impugnadas por el abogado defensor, que durante el juicio sostuvo que el acusado no era el agresor de las testigos.

Sin embargo, las 5 jóvenes reconocieron en Víctor Manuel Fernández a su agresor sin ninguna duda, ya que "la graveda del delito que sufrieron motivó que memorizasen las características del sujeto, de modo que cuando se realizaron las ruedas (...) le identificaron e incluso alguna de ellas fue capaz de hacer constar si había engordado o si se había cortado el pelo", según consta en la sentencia.

El tribunal contempla en su resolución las agravantes de reincidencia (el procesado ya contaba con una condenade seis meses de prisión menor por abusos deshonestos) y el de despoblado, ya que al conducir a sus víctimas hacialugares solitarios, el acusado evitaba ser sorprendido por terceros "y aprovechaba esta circunstancia para cometer los delitos con mayor impunidad".

Asimismo, la sala estipula varias indemnizaciones para las víctimas, que ascienden a un total de 9 millones de pesetas.