La sentencia obliga también al jesuita a pagar 500.000 pesets a los padres de la menor en concepto de indemnización, y le impide ejercer cargos u oficios relacionados con la educación o dirección de jóvenes en centros escolares.

Lluís To era director espiritual del colegio San Ignacio de Barcelona cuando sucedieron los hechos. La resolución considera probado que el 7 de abril de 1992 el sacerdote recibió a la niña y a otro niño de 9 años en su despacho. To preparaba a ambos para recibir el bautismo.

Según la sentencia, el jesuita sentó a la niña en sus roillas para leer textos religiosos mientras su compañero estaba jugando con un ordenador, y aprovechó este hecho para realizarle diversos tocamientos y besarle en los labios.

Los padres de la niña denunciaron al sacerdote ante los Mossos d'Esquadra después de que los hechos se repitieron al día siguiente. El religioso fue detenido e ingresó en la prisión Modelo, aunque 5 días después salió en libertad sin fianza.

El tribunal incluye en su texto que da total credibilidad al testimonio de la menor aectada porque fue claro y no incurrió en ninguna contradicción.

Durante el juicio, que se celebró el pasado miércoles a puerta cerrada, Lluís To negó los hechos que se le imputaban, mientras que la niña se ratificó en su declaración inicial.

Dos mujeres ex alumnas del sacerdote declararon en la vista haber sufrido los mismos abusos hacía 22 y 17 años respectivamente, a pesar de que entonces sus familias no los denunciaron.