El militar asesinado es Miguel Peralta Utrera, de 47 años, que perdió la vida momentos después de repostar en una gasolinera del barrio de Batán, por lo que si la explosión se hubiese producido sólo unos segundos antes, con toda probabilidad habría causado más muertos.

El vehículo, un Seat 124 azul con matrícula de Madrid 7318-CM, quedó convertido en un amasijo de hierros retorcidos en el mismo lugar de la explosión, a la altura del kilómetro 6 de la carretera de Extremadura, en una zona de las afueras de Madrid donde hay varios cuarteles del Ejército.

Inmediatamente después de producirse la explosión, efectivos policiales acordonaron la zona, mientras los expertos 'tedax' en explosivos analizaban los restos del vehículos para determinar el procedimiento y el materal empleado por los terrorista.

Los terroristas colocaron una bomba lapa adosada a los bajos del coche para que estallase en el momento de poner en marcha el vehículo, pero la detonación no se produjo hasta varios minutos más tarde por un error en el mecanismo del artefacto, según explicó el ministro de Justicia e Interior, Juan Alberto Belloch.

El teniente de ingenieros prestaba servicio en el Cuartel General de Transmisiones próximo a las instalaciones de Prado del Rey, en las cercanías de la lcalidad de Boadilla del Monte, adónde se dirigía desde su casa, en la calle Virgen del Puerto.

El atentado terrorista se produce dos días después de difundirse una información según la cual la banda terrorista ETA ha lanzado una campaña de extorsión dirigida a empresarios de Madrid, con el envío de cartas en las que les exige entre 50 y 100 millones de pesetas.

QUINTO MUERTO DEL AÑO

Este es el quinto muerto por atentado de ETA en lo que va de año. La primera víctima fue el coronel Leopoldo Garca, asesinado a balazos en Barcelona el 7 de febrero. La segunda el guardia civil Fernando Jiménez Pascual, asesinado en Bilbao el 4 de abril.

La tercera fue el civil Vicente Beti Montesinos, de 35 años, muerto el 18 de abril a consecuencia de las heridas producidas por el lanzamiento de explosivos con un lanzagranadas contra el Gobierno Militar de Barcelona, donde resultaron heridas otras diez personas. La cuarta fue el guardia civil Benigno Villalobos Blanco, asesinado el 28 de abril en la localidad izcaia de Valle de Trápaga.