Esto explica que no haya detectado una pila de teléfonomóvil (12 centímetros de largo por 6 de ancho y 2 de alto) en una de las múltiples pruebas que los peritos realizaron el pasado miércoles, día del atentado contra el magistrado José Antonio Jiménez Alfaro.

Según informa hoy "El País", la máquina tampoco captó la imagen de dos monedas de 25 pesetas introducidas en un sobre. El escáner reproducía el sobre, pero no las monedas. En cambio, las pequeñas piezas metálicas eran vistas por el equipo de radioscopia si el sobre se introducía entre las hojas de u periódico.

El manual de operaciones del escáner indica, para determinar si se producen rayos X cuando se realiza la calibración: "Coloque un objeto (altura mínima de 2,5 cm y longitud mínima de 15 cm) en la entrada del túnel de inspección".

Dos párrafos más adelante, en la página 28, vuelve a decir que "los objetos que tienen menos de 2,5 cm de altura puede que no disparen el haz de fotocélulas, por lo que la calibración tiene lugar justo cuando los objetos están directamente bajo el haz de rayo X. Coloque tales objetos en un contenedor o caja de plástico para que alcancen la altura mínima de 2,5 cm".

REMITIDO AL JUEZ

Este manual, junto a la última revisión del equipo, efectuada el pasado 18 de abril, y otros documentos, han sido remitidos por la Secretaría de Gobierno de la Audiencia Nacional al juez instructor del atentado, Carlos Dívar.

Según manifestaron a Servimedia testigos presenciales, el libro-bomba venía envuelto en un plástico almohadillado transparente (de burbujas), que prmitía ver su interior. El paquete iba dirigido a José Antonio Jiménez Alfaro, por lo que los funcionarios de la Sección Segunda de lo Penal no lo abrieron. Si hubiera constado 'Sr. Pte. de la Sección Segunda de lo Penal', entonces lo hubiera abierto cualquier agente judicial.

Las mismas fuentes señalaron que la persona que entregó el libro-bomba al juez lo había recibido de otra persona que había subido el correo desde la estafeta de Correos, situada en la planta baja, a la quinta planta, donde está l despacho de Jiménez Alfaro.

Todavía no está claro si el artefacto llegó a la Audiencia Nacional en una saca de Correos o alguien lo puso en el cajetín de la correspondencia de la Sección Segunda. En cualquier caso, tal y como la propia víctima manifestó, el falso libro llevaba un sello de "revisado", según las mencionadas fuentes.