El artefacto, de tipo lapa y adosado a la parte inferior delantera de su coche, hizo explosión un instante después de comenzar a circular desde el lugar donde se hallaba estacionado, en la calle Cipriano Larrañaga.

Como consecuencia de la explosión, el 'ertzaina' fue impulsado unos 100 metros mientras el vehículo iba perdiendo sus piezas, hasta chocar contra la estación de "El Topo" (tren que va desde San Sebastián a Hendaya). El 'ertzaina' falleció dos horas después del atentado en el hospial Nuestra Señora de Aránzazu de San Sebastián.

Durante toda la mañana, la Policía Autónoma mantuvo acordonada la zona donde se produjo el atentado, en previsión de la existencia de otro posible artefacto. Asimismo, estableció controles en la autopista Irún-San Sebastián, mientras la Guardia Civil lo hacía en la Nacional 1.

Ramón Doral fue jefe hasta hace un año del Servicio de Información de la 'Ertzaintza' en Guipúzcoa, grupo perteneciente a la unidad de adjuntos a la Viceconsejería de Segurida de la Policía Autónoma que se encarga de la lucha antiterrorista. El sargento Joseba Goikoetxea, asesinado por ETA en 1993 en Bilbao, era también miembro de este servicio.

Según fuentes policiales, Ramón Doral trabajaba actualmente en el servicio técnico de la 'Ertzaintza' en Bilbao, a donde fue trasladado por motivos de seguridad, ya que su nombre apareció en documentos internos de ETA como posible objetivo.

Asimismo, el periodista del diario "Egin" Pepe Rey, en su libro titulado "El jesuita", itaba a Ramón Doral como el responsable de dirigir "todas las actuaciones de la 'Ertzaintza' contra HB y ETA en Guipúzcoa".