Este comando tenía información elaborada sobre el político hoy asesinado y pensabaacabar con su vida tras hacerlo con la del entonces consejero vasco de Interior, Juan María Atutxa.

Los etarras que integraban este 'comando Araba' eran Nerea Bengoa, Agustín Alvarez y José Ignacio Alonso, a los que se incautó armas y exploxivos, así como una furgoneta para trasladar su arsenal.

La campaña de atentados que entonces preparaban estos terroristas fue interpretada por el Ministerio del Interior como una forma de debilitar la unidad de todas las fuerzas políticas, incluidas las nacionlistas, que habían acordado ponerse de acuerdo para convocar la Mesa de Ajuria Enea.

Interior considera entonces que, al atentar contra personalidades o instituciones políticas, ETA pretendía desestabilizar el sistema democrático y demostrar, en especial a sus seguidores, que tenía capacidad para prolongar la lucha armada contra el Estado.