La falta de acuerdo entre el Ayuntamiento de Santiago, que concedió la Plaza de La Quintana, y las jerarquías eclesiásticas que al no conseguir la Plaza del Obradoiro optaron por celebrar la "misa del peregrino" en la catedral, encrespó los ánimos de los organizadores.

El portavoz de FADEMGA, Eladio Fernandez, no se privó de calificar como "bochornosa" la situación ante los millares de concentrados. En declaraciones a Servimedia, aseguró que desde el pasado 15 de diciembre tenan autorización y previsión de celebrar la misa en la Plaza de La Quintana.

Ante estos hechos, los organizadores se negaron a meter a los peregrinos en la catedral, y mientras el Arzobispo oficiaba la misa, con el templo abarrotado de personas procedentes de toda la geografía española, el capellán del Colegio de Educación Especial "San Rafael" de Vigo intentó aplacar los ánimos y ofició una concelebración con un toque de buen humor.

Los organizadores se acercaron a tiendas cercanas donde compraro botellas de vino, formas para consagrar y algunos cálices.

Después de la una de la tarde, monseñor Rouco Varela salió de la catedral donde había celebrado la misa de doce, acompañado de su comitiva, y se unió al capellán parra seguir con la celebración de la misa.

Su aparición provocó el malestar entre los congregados, que le recibieron con gritos de "fuera, fuera". El portavoz de FADEMGA tomó la palabra y pidió a los asistentes "respeto hacia las personas y sobre todo hacia lo que representan". Tras lo ocurrido, el Arzobispo de Santiago en su homilía dijo que "las minusvalías morales son mucho más dañinas que las físicas" y, se excusó por no poder atender a todos los peregrinos al mismo tiempo.

Al finalizar la celebración, monseñor Rouco Varela regresó a la catedral para oficiar la tercera misa, a la que asistieron el presidente de la Xunta de Galicia, Manuel Fraga, y el alcalde de Madrid, Jose María Alvarez del Manzano, que se encuentra en Santiago con motivo del Día de la Villa de Madid en el Año Xacobeo.