Según Dorado, los cerca de 8.000 vecinos del paseo de Extremadura llevan décadas soportando niveles de contaminación acústica que superan en casi treinta decibelios los índices máximos recomendados por la Organización Mundial de la Salud y por la Ordenanza del ruido de la capital.

Desde la Asociación de Vecinos señalan que esta situación se ha complicado en los últimos años por el incremento del tráfico debido a la expansión de ciudades dormitorio como San José de Valderas, Alcorcón o Móstoles; y la construcción de centros comerciales que tienen accesos a través de la A-5.

A todo ello se sumará, en breve, la edificación de 10.700 viviendas en la primera fase de la Operación Campamento, la creación de nuevos parques empresariales, la ciudad del Banco de Santander y el cuartel de la OTAN.

Dorado criticó que en ningún momento la administración haya adoptado medidas de calado para reducir el impacto medioambiental y acústico que sufren las familias, y que también llega a los seis colegios del distrito y a los ancianos de la residencia Montehermoso.