Dos semanas antes de que la policía británica matase a tiros a un ciudadano brasileño confundido con un terrorista suicida, la IACP, que es la mayor organización de jefes de policía a nivel internacional, se encuentra en más de 100 países y está representada en la Interpol y en Naciones Unidas, publicó un protocolo de actuación en el que defendía esta práctica para evitar que el sospechoso pueda detonar la bomba.

Según esta guía de recomendaciones, "el perfil de un terrorista suicida corresponde con aquel que lleva una gabardina o una chaqueta cuando hace calor, que rehúye la mirada, que suda fácilmente, que porta una mochila o una maleta y que puede tener quemaduras en la ropa o manchas en la mano".

Además se advierte a los agentes que no es necesario esperar a que el sospechoso actúe o se mueva para disparar, basta con tener "dudas razonables" sobre su comportamiento.

La IACP colabora con las distintas policías del mundo en el intercambio de información, procedimientos y la administración profesional dentro de las agencias de policía. Mantienen contactos regulares con distintos gobiernos como el de Israel o Reino Unido.

El jefe de la policía de Miami, John Timoney, afirmó que lo más importante ante este tipo de situaciones es matar cuanto antes al sospechoso, por lo que lo más fácil es disparar a la cabeza, según publica el "Washington Post".