Canarias

La Asociación Estatal Sexualidad y Discapacidad pide facilitar "tiempos y espacios" para que todas las personas disfruten de un "jardín de intimidad"

- Como "derecho básico y personalísimo"

MADRID
SERVIMEDIA

La presidenta de la Asociación Estatal Sexualidad y Discapacidad, Natalia Rubio, animó este miércoles a las familias de personas con discapacidad y a los profesionales que trabajan con ellas a “facilitarles los espacios y los tiempos” para que estas dispongan de “su jardín de intimidad”, como “necesidad vital que todos y todas tenemos”.

Lo hizo durante las ‘Jornadas Cuida tu Sexualidad. Discapacidades y violencias sexuales’, que comenzaron este miércoles en la Universidad de La Laguna (Tenerife) organizadas por la Dirección General de Juventud de la Consejería de Bienestar Social del Gobierno de Canarias.

“Existe la creencia de que lo mejor para las personas con discapacidad es que “siempre estén acompañadas y haciendo actividades”, detalló esta psicóloga, sexóloga y maestra de educación especial. “No les concedemos este tiempo y este espacio que sí consideramos fundamentales para el resto” y advirtió que, “si no disponen de ‘su jardín’a, muchas de estas conductas de personas con discapacidad, sobre todo si es de tipo cognitivo, terminarán por ser expuestas en el escaparate público, en entornos inadecuados”.

Según Rubio, ello puede colocar a las personas con discapacidad en “situaciones de riesgo” y “transmitir una imagen negativa” del colectivo. Sin olvidar que va en contra del "derecho básico y personalísimo al respeto de la vida privada y la intimidad".

Por eso, instó a familias y profesionales a respetar y facilitar estos espacios y tiempos” y, aunque lamentó que “muchas veces las habitaciones son compartidas en las residencias y otras instituciones, invitó a “tirar de talento para encontrar soluciones”.

“Lo que asegura la disposición de este jardín de intimidad es que la persona sepa de antemano en qué momentos nadie puede transgredirlo”, explicó, con lo que una posible solución pasa por el reparto de tiempos en la utilización exclusiva de las habitaciones.

Por supuesto, ello no significa que las personas deban hacer uso de este jardín “siempre que les toque, a todas horas”. Lo importante es que sepan que pueden disfrutar de él, apuntó, y que “los trabajadores del centro, sus familias y el resto de compañeros deben respetarlo”.

RESPETO

A su juicio, todo esto tiene que ver “con la autonomía personal y corporal de las personas con discapacidad”, que familias y profesionales “debemos fomentar y no limitar”. Un punto importante en este ámbito es “el respeto por el propio cuerpo y la intimidad de estas personas”, ya que, a menudo, “demasiada gente tiene acceso a su desnudez”.

“En las actividades de aseo, en las terapias, en las consultas médicas…". “Son muchos los profesionales y familiares que acceden a la intimidad de las personas con discapacidad”, apuntó, y “sin mala intención, muchas veces se le quita importancia a este hecho”.

“En lugar de naturalizar, lo que estamos haciendo con ello es enviar el mensaje de que el cuerpo desnudo de esta persona no tiene importancia”, advirtió Rubio. Esto resulta “terrible para su autoestima”, prosiugió, y “sobre todo cuando hay discapacidad intelectual, les impide distinguir qué personas y en qué situaciones pueden acceder a sus cuerpos”.

Como consecuencia, “tendrán dificultades en identificar situaciones de abuso” y “mostrarán su intimidad en público”, alertó, lo que de nuevo “les coloca en peligro” y trasladará “una imagen inadecuada” hacia la sociedad.

Rubio invitó a mostrar “respeto” hacia su intimidad, para que así “aprendan que pueden compartirla con “ciertas personas, y en situaciones”, y advirtió que, “si no consideramos su pudor”, pensarán que “su cuerpo no es importante para sus familias y personas de referencia”.

“Esto puede llevarles a intentar la aceptación fuera y a cualquier precio”, lo que avoca a relaciones muy desiguales “que no están basadas en el deseo, sino en la búsqueda de aceptación”.

GESTIÓN DEL AFECTO

Asimismo, incidió en la necesidad de “respetar su confianza” y “no contar” lo que estas personas "puedann comunicarnos sobre su vida privada.

De hacerlo así, se quedarán sin nadie a quien confiar sus problemas “si algún día sufren un abuso, un maltrato o una situación de peligro”, puntualizó Rubio.

Del mismo modo, pidió a las familias que “no animen” a las personas con discapacidad a “contar aspectos de su vida íntima (si tienen novio o novia, etc.) a cualquiera”, pues “esto les puede confundir sobre con quién se deben compartir qué cosas”.

Finalmente, llamó a no tratarles “como a niños” en el ámbito de la “gestión de los afectos”. “Me refiero a que no se le puede pedir a una persona de 27 años que le dé un beso a nadie si no lo desea”, aclaró.

Supone una invasión de su libertad y de su autonomía, criticó, y “otra vez les puede inducir a confusiones sobre a quiénes expresar cariño y cómo hacerlo.

En opinión de la experta, la clave reside en “nuestra mirada hacia las personas con discapacidad”, si “es desde una posición horizontal o jerárquica”, y también de “nuestra propia concepción de la sexualidad”.

EDUCACIÓN SEXUAL

La jornada fue inaugurada por el director general de Juventud de Canarias, Daniel Morales, quien resaltó “las barreras y vulnerabilidades que enfrentan las personas con discapacidad en el ejercicio de su sexualidad” y “la urgente necesidad de prevenir todo tipo de violencias sexuales, especialmente en los entornos más jóvenes”.

De ahí la relevancia de la educación sexual para este colectivo, y subrayó la buena acogida de las jornadas, con unas 400 personas inscritas.

En la inauguración participaron también la directora general de Discapacidad, Dulce Gutiérrez, y la vicerrectora de Internacionalización y Cooperación de la Universidad de La Laguna (ULL), María Inmaculada González Pérez.

Según Gutiérrez, “hablar de sexualidad es hablar de calidad de vida y de relaciones sociales”. Subrayó el vínculo entre educación sexual y felicidad”, con lo que defendió que esta “ha de llegar también a las personas con discapacidad. Impartir educación sexual “es acompañarles para que aprendan a relacionarse: con su propio cuerpo, con sus emociones y con otras personas”, concluyó Rubio.

(SERVIMEDIA)
27 Nov 2024
AGQ/gja