A juicio de Ecom, para las personascon discapacidad este edificio supone una burla al principio de igualdad preconizado en el artículo 14 de la Constitución y el artículo 8 del Estatuto de Autonomía de Cataluña.

El Gobierno catalán aprobó en 1994 la Ley de Promoción de la Accesibilidad y Supresión de Barreras Arquitectónicas, que obliga a construir edificios accesibles para las personas con discapacidad.

Al parecer, el Teatro Nacional de Cataluña no respeta la licencia municipal, concedida de acuerdo con lo dispuesto en el decreto179/1995, que obliga a velar por la accesibilidad en las obras públicas.

Según la Federación Ecom, el acceso al interior del teatro debe hacerse por la puerta lateral, ya que la principal está presidida por una escalera helénica por la que no pueden entrar personas con muletas y mucho menos en silla de ruedas.

Además, los ascensores del edificio son muy estrechos para las sillas de ruedas, los pasamanos de todas las escaleras son cortos y los de la sala de butacas están colocados a una altura inaecuada.

Por otra parte, los espacios previstos para los espectadores en silla de ruedas son marginales y marginadores, pues no está previsto que puedan asistir acompañados. El poco espacio que existe entre las filas impide que las personas con muletas puedan sentarse en los asientos.