Monseñor García-Gasco resalta el riesgo de que se generen luchas entre facciones de ideologías opuestas en el seno de la escuela, lo cual, a su juicio, no sólo incide en la marcha normal de la actividad didáctica, sino que crea graves tensiones en el ambiente escolar.

Según el prelado, este tipo de tensiones pueden degenerar en episodios de violencia y en abusos, "dada la condición impetuosa de los jóvenes".

A su juicio, estos fatores han influido negativamente en la escuela española y en "el excesivo laxismo" que reina en ella. Agustín García-Gasco asegura en su carta pastoral que muchos profesores se quejan de que no pueden desarrollar los programas escolares, "bien por la indolencia de los alumnos, bien por la indicisplina generalizada en ciertos institutos, sin que las autoridades escolares intervengan enérgicamente".

"A este respecto", agrega, "no puedo compartir si bien no faltan motivos que podrían justificarla la actiud de renuncia, de desaliento y desconcierto que algunos docentes adoptan ante las actuales dificultades en que se encuentra la escuela".