EL ARZOBISPO DE SANTIAGO CALIFICA EL AÑO SANTO COMO "PRECIOSA CONTRIBUCION PARA EL DESARROLLO DE LA PAZ"
- Clausurado en un solemne acto el Xacobeo, que no volverá a repetirse hasta 1999
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El arzobispo de Santiago, Antonio María Rouco Varela, se mostró convencido de que el Año Santo de 1993, que concluyó ayer, es "una verdadera apuesta por la paz". En la homilía de la misa de acción de gracias que ofició ayer por la tarde en la catedral compostelan, Rouco se mostró seguro de que el Año Santo es "una preciosa contribución para el desarrollo de la paz".
En esta intervención previa a la clausura de la Puerta Santa de la catedral, ceremonia que dio por concluido el Xacobeo 93, monseñor Rouco resaltó que la peregrinación acentúa lazos de hermandad y elimina las diferencias entre los caminantes.
Por ello, el prelado consideró seguro que la visita de millones de personas a Santiago ha servido para establecer nuevos "lazos de paz entre las familia, entre los pueblos de Galicia y España entera, por encima de cualquier forma de terrorismo o violencia; en Europa, que sangra por la guerra de los Balcanes; en la paz en el mundo, en los mundos que acostumbramos a definir como de tercera o cuarta categoría, a los que se debe prestar solidaridad".
En su homilía, Rouco Varela agradeció a la Xunta y al Ayuntamiento de Santiago el respaldo otorgado a la Iglesia para la atención a los peregrinos que, en número de cuatro millones, pasaron por la catedral. Al finalizar la misa de acción de gracias funcionó, por última vez en este Año Santo, el 'botafumeiro'. Concluido el oficio religioso, las autoridades civiles y militares, así como los obispos de todas las diócesis de Galicia, salieron por la Puerta Santa (una de las siete puertas pequeñas de la catedral, al margen de los tres portonoes principales).
En último lugar salió monseñor Rouco, quien tras recordar las palabras de Cristo a Pedro: "Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia", olocó y echó masa sobre una primera pieza de mármol empleada para tapiar la entrada, que sólo se franquea en los años santos y que no volverá por ello a emplearse hasta el año 1999, último Año Santo del siglo.
Mientras operarios especializados terminaban de cerrar con piedras y masa la Puerta Santa, el arzobispo de Santiago leyó en la plaza de la Quintana el mensaje enviado por el papa Juan Pablo II con motivo del fin del Año Santo.
El Pontífice no duda en señalar que el 93 será un hecho relevant en la historia de la Iglesia española, por la llegada de un tiempo de gracia que deseó alcance desde Finisterre hasta los confines de la Tierra.
(SERVIMEDIA)
01 Ene 1994
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