El texto de la carta dice lo siguiente:

"Nos vemos en la obligación de comunicarle que su discurso en Tolosa, nos ha sublevado porque es un gesto indiscreto propio de políticos que desconocen la ética de la comunicación en desprecio de las normas de convivencia social.

La Historiaestá llena de personas que como usted malignamente lanzan ideas luminosas y que tristemente conducen a la masacre de millones de personas inocentes.

Aprenda señor Arzalluz de esta ciudad de Madrid, llena de vascos, catalanes, gallegos, etc., etc., patrimonio nacional, que huyeron de las miserias humanas: envidias, nacionalismos, chauvinismos, misticismos, etc., etc., y por eso tiene el encanto de una ciudad internacional, liberal, moderna, profundamente culturizada, reconocida internacionalmente por l amabilidad de sus gentes receptivas y hospitalarias.

Es triste contemplar cómo los llamados nacionalistas engañan a sus pueblos, gentes sencillas, instándoles a la defensa de sus idiomas, como primicia sagrada, mientras sus dirigentes envían a sus hijos a estudiar a universidades americanas, inglesas o madrileñas porque en ello ven el futuro más próspero para sus herederos.

En la reforma del Código Penal, sería necesario contemplar estos actos como delito social y por ello pedimos a los medios d comunicación la máxima divulgación.

Señor Arzalluz, sepa que solamente aquellos pueblos que aceptan con respeto, la convivencia a todos los seres humanos sin discriminación de lenguas, religiones, talante político, razas o colores, son los que prosperan económicamente y alcanzan la mejor calidad de vida para sus habitantes".