Los armadores, que vienen faenando en el caladero marroquí al amparo del vigente acuerdo CEE-Marruecos, lamentan que desde el puerto de Alucema hasta la frontera con Argelia, "es imposible poder faenar por la gran cantidad de embarcaciones marroquíes que calan sus artes de enmalle de deriva", aproximadamente unas 100 embarcaciones.

Para los pescadores españoles, las consecuencias del abuso de este tipo de arte son nefatas. Por una parte, mientras están caladas, los arrastreros comunitarios no pueden faenar.

En segundo lugar, los fondos están sin pescado, no sólo por el sobreesfuerzo de pesca sino también por la enorme cantidad de pescado muerto procedente de este tipo de arte, el cual se deposita en el fondo y ha ahuyentado el pescado vivo.

"No nos cabe, ni siquiera, el consuelo de faenar en fondos superiores, a 400 metros, los marroquíes llegan con su arte hasta 28 o 30 millas de Cabo de Gata, ocupando práctiamente todo el mar de Arborán" dijeron los pescadores españoles.

Finalemente los armadores, en su denuncia, consideran que por la situación de ruina en la que se encuentra la flota pesquera "ha llegado el momento de ponerse serio y de acabar de una vez por todas con las arbitrariedades que venimos soportando".