Según la Cadena Ser, la sociedad anónima Carbones, Comercio y Consignaciones, de la que Arenas era secretario del consejo de administración, creó en 1989 una filial que obtuvo una importante concesión de la Exposición Universal de Sevilla; todo ello durante el mandato de Manuel Olivencia, actual suegro de Arenas, como comisario general de la muestra universal.

De acuerdo con la Ley Orgánica del Régimen Electoral General, los diputados y senadores no sólo están obliados a declarar este tipo de actividades privadas, sino que, según el artículo 157, éstas son incompatibles con el acta de diputado, aunque con una autorización expresa de la Comisión del Estatuto del Diputado sus señorías pueden compatibilizar sus actividades privadas con su escaño.

Los documentos a los que ha tenido acceso la Ser demuestran que la empresa de la que Arenas era secretario del consejo de administración desde 1988 creó el 19 de noviembre de 1989 una nueva empresa, Saima y Carbones, partcipada en un 50 por ciento por una empresa italiana constituida en Luxemburgo, paraíso fiscal.

Según datos del Registro Mercantil de Sevilla, Javier Arenas fue secretario del consejo de administración de Carbones, Comercio y Consignaciones S.A. hasta 1992.

En tan sólo mes y medio, esta nueva empresa obtuvo el 22,5% de la empresa Coda, que tenía la concesión de distribución y almacenamiento dentro del recinto de la Expo'92.

De acuerdo con los datos que figuran en el Registro Mercantil de Sevila, el objeto social de Saima y Carbones es exactamente el mismo de Coda, la concesionaria que se creó mes y medio después y en la que participaba con un 10% la propia sociedad estatal Expo.

El director en aquella época del departamento de contratas de la Expo, Francisco Hidalgo Alvarez, era en la vida privada profesional el socio en el despacho del suegro de Arenas y entonces comisario de la Expo, Manuel Olivencia.