EL ARCIPRESTE DE IRUN DICE QUE NO FUE CONSCIENTE DE QUE ESTABA ALOJANDO A ETARRAS EN SU PARROQUIA
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El arcipreste de Irún, José Ramón Treviño, que fue juzgado hoy en la Audiencia Nacional como supueto autor de un delito de colaboración con banda armada por alojar en su parroquia a dos presuntos miembros de ETA el pasado mes de febrero, aseguró hoy ante el tribunal que nunca fue consciente de que estuviera alojando a terroristas.
El sacerdote, para quien el fiscal y la acción popular, representada por la Asociación Víctimas del Terrorismo (AVT), piden una pena de 6 años de prisión, manifestó que su actuación se limitó a dar "una acogida sencilla y fraterna" a Ignacio Rekarte, un feligrés a quien e unía una relación personal de amistad, ya que le había ayudado en un programa de rehabilitación de toxicómanos.
"Nunca he dado conscientemente cobijo a terroristas, ni he albergado a personas violentas, ni he servido a la estrategia de grupos armados", dijo, al tiempo que se definía como un hombre de paz, al que le repugna la violencia.
En contra de lo que declaró ante la Guardia Civil y el propio juzgado de instrucción, Treviño afirmó que ignoraba que Rekarte, natural de Irún, se encontrara hudo de la justicia desde agosto de 1991, fecha en que fue desarticulado el "comando Donosti", ni que la policía le considerara uno de los autores del asesinato de un narcotraficante en la localidad guipuzcoana, ese mismo verano.
El arcipreste denunció que durante los tres días que permaneció incomunicado en la comisaría tras su detención, tuvo que ser asistido por el médico forense en dos ocasiones, la primera por haber sido golpeado en la cabeza y la segunda, víctima de una crisis nerviosa.
"Ha sdo la experiencia más dura y brutal de toda mi vida", dijo, al tiempo que señalaba que por ello, llegó a declarar que en su anterior destino, en la parroquia de Aizcoitia, donde estuvo hasta 1981, albergara con asiduidad a miembros de los Comandos Autónomos Anticapitalistas y al etarra Juan Carlos Arruti Azpitarte, "Paterra", a quien impartió clases en el instituto.
El sacerdote comentó que si ratificó esa declaración en el juzgado fue porque "lo único que quería era terminar con aquello, sólo pensabaen descansar, estaba totalmente bloqueado, mi cuerpo y mi firma están ahí, pero mi espíritu estaba secuestrado".
NOCHE DE CARNAVAL
Treviño relató una vez más a la sala cómo ocurrieron los hechos, la noche del carnaval, el 28 de febrero. Según su versión, se encontraba ya semidormido cuando sonó el timbre de la puerta y al abrir se encontró con Rekarte y otro joven, que le pidieron pasar la noche en su casa.
Aunque su primera reacción fue de sobresalto, el sacerdote indicó que le pareció normal,ya que acostumbra a recibir a los necesitados en un local anexo a la parroquia y siempre advirtió al joven que antes de cometer una tontería, "del tipo que fuera", acudiera a él.
Aseguró que no le pareció raro que Rekarte no acudiera a su casa porque se había escapado varias veces y las relaciones con su familia eran tensas desde que había abandonado el programa de desintoxicación, al que acudía con Treviño como acompañante.
Por ese mismo motivo, el sacerdote apenas cruzó unas palabras con el jovn "para evitar el chantaje afectivo", y si se negó a albergarle directamente en su casa fue porque no tenía sitio, ya que el inmueble tiene dos habitaciones, una para el arcipreste y la otra ocupada por su madre.
Al día siguiente, comentó con el vicario general de San Sebastián, José Antonio Pagola, lo ocurrido en el descanso de una reunión habitual, "pero como algo cotidiano", no porque los hechos le hubieran parecido graves, y negó haber advertido al obispo Setién de lo ocurrido.
El propio Pagoa, que declaró como testigo, confirmó el contenido de esta conversación y aseguró que Treviño no le dijo que hubiera albergado a dos supuestos terroristas, sino a un toxicómano. "Su preocupación era el chico y no romper con él la relación que tenía".
SOSPECHAS INFUNDADAS
José Ramón Treviño reiteró que nunca tuvo la seguridad de que Rekarte estuviera vinculado a ETA y que sólo poseía "sospechas infundadas" porque había oído rumores, "pero no les dí mayor importancia porque me parece increible que un hico drogadicto de 19 años forme parte de un comando cuando en ETA hay una animadversión conocida hacia la droga".
Por este motivo, manifestó que recibió "con estupor y sorpresa" la noticia de su detención como presunto integrante de la organización terrorista, el pasado mes de marzo.
Asimismo dijo que no supo hasta después de ese día que tanto Rekarte, como Luis Angel Galarza eran buscados como responsables del atentado perpetrado en Santander apenas una semana antes de que les alojara en la paroquia, en el que murieron tres personas "es una calumnia y una difamación hacer ver lo contrario".
El arcipreste comentó que la misma noche que cobijó a los terroristas estuvo rezando en la vigilia pastoral durante más de tres horas por las víctimas de ese atentado; "puedo cometer errores, pero no tengo esquizofrenia para rezar hasta las diez y cuarto por la paz y a las dos horas dar cobijo a terroristas".
En el juicio también prestaron declaración Ignacio Rekarte y Luis Angel Galarza, que no quiieron contestar a las preguntas de las acusaciones. Rekarte indicó que las declaraciones policiales fueron obtenidas bajo tortura y aseguró que no había visto al arcipreste desde que abandonó el programa de rehabilitación.
La novia de Rekarte, Lorea Sagarzazu, tetsificó también para relatar ante la sala que esa noche recibió la visita del terrorista, que le pidió dormir en su casa, a lo que ella se negó porque sabía, por los medios de comunicación, que había sido vinculado al "comando Donosti".
N obstante accedió a que dejaran unas bolsas, que pasaron a recoger al día siguiente. Lorea señaló que no vio el contenido de su equipaje y que nunca preguntó a su novio sobre sus presuntas actividades como miembro activo de ETA; "ni me lo dijo, ni yo quería saberlo".
(SERVIMEDIA)
08 Jun 1992
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