Estas asociaciones deberán estar integradas por socios criadores, tendrán que realizar los controles de las genealogías, comprobar la veracidad de los datos suministrados por los criadores e informar anualmente a las autoridades competentes sobre el funcionamiento de los libros genealógicos.

Además, tendrán que formar a jueces certificadores, organizar actividades para la seección de ejemplares y combatir las actitudes agresivas de los animales, admitiendo para reproducción sólo a ejemplares caninos que hayan superado las pruebas de socialización.

Una vez cumplidos todos esos requisitos, el Ministerio de Agricultura procederá al reconocimiento de las organizaciones que declaren en sus estatutos su ámbito nacional, que integren al menos el 35 por 100 del total del censo nacional canino de razas y que estén distribuidos al menos en diez comunidades autónomas.

Mientras las organizaciones que lleven libros genealógicos de razas caninas españolas obtendrán el reconocimiento oficial del órgano competente de la comunidad autónoma donde radique el origen de la raza, para lo que se tendrán en cuenta los aspectos técnicos, socioculturales e históricos que se presenten.