El Fapas hace referencia a los sucesos ocurridos el pasado mes de noviembre, cuando la policía autonómica de Catluña requisó a Biorama cuatro osos, un lobo y cuatro jinetas, detuvo a Jaime Sañé, presidente de la organización, y le acusó de formar parte de una red de entidades dedicadas al tráfico ilegal de animales protegidos.

Sin embargo, los conservacionistas aseguran que los dos plantígrados que provocaron la polémica, rescatados por la Guardia Civil a través de una operación contra el furtivismo, les fueron cedidos por el Gobierno autónomo de Asturias.

Asimismo, mantienen que decidieron su traslado dese el Principado hasta el centro que Biorama tiene en Taradell (Barcelona) por considerar que reunía mejores condiciones.

Según los ecologistas, unos días antes de practicar las aprehensiones, la Generalitat les comunicó la posibilidad de trasladar a los dos osos (que fueron bautizados como "Tola" y "Paca") al Zoo de de la Ciudad Condal, algo que no pareció aconsejable a los grupos conservacionistas.

El último boletín informativo del Fapas acusa al Ejecutivo catalán de iniciar, quince días después "un ataque visceral" contra estos grupos, "quizás pensando que, de esta manera, se podían hacer con la propiedad de 'Tola' y 'Paca'".

"Los medios de comunicación que dependen de la Generalitat", agregan, "desembocan una campaña en la que las mentiras más vulgares son válidas".

El grupo asturiano concluye que el origen de estos acontecimientos hay que buscarlo entre la "basura humana", al tiempo que lamenta el futuro incierto que rodea a los osos en las instalaciones que el Instituto para la Consrvación de la Naturaleza tiene en El Hosquillo (Cuenca), donde finalmente fueron trasladados.

Los conservacionistas tienen la intención de crear la próxima primavera un nuevo grupo vinculado al Fapas pero con capacidad propia, que denominarán Biorama-Fapas Cataluña y nacerá, según sus previsiones, con 4.000 miembros.