En declaraciones a Servimedia, fuentes del servicio veterinario del zoo explicaron que los animales adoptan por si mismos "comportamientos semejantes a los que aconsejan los médicos a los humanos" cuando llegan olas de calor.

Así, suelen moverse poco en las horas centrales del día, buscan los lugares más frescos, beben mucha más agua y se bañan con más frecuencia.

No obstante, el personal del zoo trata de ayudarles a combatir estas temperaturas y por ello se les cambia la dieta, para hacerlas más ligeras, y se les dan más duchas de las habituales.

También les preparan polos a partir de sus alimentos, y helados de distintos sabores, como de frutas o de yogur. La mayoría de las instalaciones tienen piscinas o fosos donde los animales se pueden refrescar, pero algunos, como los pandas gigantes o los koalas, tienen todavía más suerte, ya que pueden disfrutar de locales climatizados donde la temperatura no sube de los 25 grados.