Educación

Andrea, una preuniversitaria con un 71% de discapacidad visual que se examina de la Ebau

- Quiere estudiar Educación Especial para seguir los pasos de la maestra de pedagogía terapéutica que le ayudó de niña

MADRID
SERVIMEDIA

Andrea Sánchez Sáez tiene 17 años y quiere ser maestra de educación especial. Espera conseguir la nota suficiente en las pruebas de bachillerato para acceso a la universidad (Ebau) para tener una plaza en Alcalá de Henares (Madrid). De hecho, estos días es una de los miles de alumnos que conviven como pueden con los nervios, el cansancio y los contenidos que se agolpan en su cabeza para plasmarlos correctamente en los exámenes. Ella se enfrenta al reto, además, con un 71% de discapacidad visual.

“Se han portado”, confiesa en una entrevista con Servimedia tras realizar los primeros exámenes de la Ebau en la Facultad de Ciencias Ambientales de la UAH, como sus compañeros del IES Isidra de Guzmán, un instituto de educación ordinaria de la localidad madrileña donde ha estudiado los últimos cursos en la rama de ciencias sociales.

“Veo muy poco por el ojo derecho y por el izquierdo nada. Por eso lo estudio todo de forma digital, con un dispositivo que conecto al ordenador y, a través de una cámara, aumenta la imagen que hay en la pizarra de clase. También tengo el ordenador adaptado y adquirí un iPad por recomendación de la ONCE, para tener los apuntes en digital”, relata.

Así ha ido sobrellevando el día a día en el instituto gracias a las ayudas técnicas y sus propios trucos para tener al día los estudios. “Depende de la asignatura, la profesora de Historia me pasó todo el temario al inicio de curso. En Matemáticas, por ejemplo, los tomo yo”, prosigue esta joven, que asegura que no siente “ningún tipo de discriminación” por parte de sus compañeros. “Todo el mundo lo ve como algo normal e intentan ayudar”, apostilla.

También en las pruebas de la Ebau todo arrancó “sorprendentemente bien”, a pesar de que la burocracia inicial de entregar el DNI parecía más “fría”. Por su discapacidad, Andrea se examina en un despacho de la universidad, acompañada por un profesor de apoyo de la ONCE y otro de la asignatura sobre la que le preguntan. También cuenta con el doble de tiempo para realizar cada prueba, según la política para adaptar estos exámenes a las personas con discapacidad. “Una vez que pasas el primer examen ya todo es seguido, se pasan los nervios”, reconoce.

ATENCIÓN EDUCATIVA

Los profesionales de apoyo se encargan durante todo el proceso de la Ebau de garantizar la accesibilidad, la equidad y la igualdad de oportunidades. Así, por ejemplo, velan por el correcto acceso a la información, la accesibilidad de los exámenes, ordenadores adaptados, cuestiones de tiflotecnología y tratan de dar respuesta a todas las necesidades que se puedan presentar, siempre según los criterios de inclusión y equidad.

Según explica la ONCE, los Equipos Específicos de Atención Educativa a la discapacidad visual son fruto de los convenios entre la organización y las diferentes administraciones educativas y atienden al alumnado con ceguera o deficiencia visual, desde la atención temprana hasta la universidad. Asimismo, también apoyan a sus familias y a los centros donde se escolarizan.

Andrea es una del centenar de alumnos que este año se enfrentan a las pruebas de selectividad con apoyo de la ONCE. En datos globales, estos equipos dan apoyo a unos 7.400 estudiantes de diferentes etapas educativas, escolarizados en más de un 99% en centros ordinarios, siguiendo el currículo oficial.

Como la joven de Alcalá de Henares, decenas de preuniversitarios con discapacidad se enfrentan estos días a los exámenes para acceder a la universidad, que han comenzado a celebrarse esta semana en Madrid, Murcia, Cantabria y La Rioja y a mediados de julio culminarán en Andalucía, en su convocatoria ordinaria.

Por eso, Andrea aprovecha su conversación con Servimedia para decir a otros estudiantes con discapacidad “que se dejen aconsejar y guiar en la Ebau”. “Quienes piensan que no deberían estar ‘aislados’ del mundo en las adaptaciones no se dan cuenta de que es beneficioso para ellos”, zanja. Su sueño, tras los exámenes de Lengua, Matemáticas, Inglés y Economía, entre otros, es conseguir nota suficiente para estudiar Educación Especial en la UAH.

UN SUEÑO DE PELÍCULA

“Quiero estudiar Educación Especial. A lo mejor suena un poco de película. Tenía una profesora de apoyo con necesidades especiales que me ayudó muchísimo. Leo en tinta, sé escribir y me muevo de forma autónoma por ella. Y me gustó tanto que dije: ‘Yo quiero ser como ella’”, confiesa.

Por eso quiere seguir los pasos de Josune, aquella maestra de pedagogía terapéutica que le ayudó de niña, en los primeros años de primaria, cuando estudiaba en el colegio Santa María de la Providencia de Alcalá de Henares.

La maestra fue crucial para que Andrea lograse una autonomía que la permite desenvolverse “como si no tuviera discapacidad”, pues se mueve sin la ayuda de un bastón ni de un perro guía, pese a su baja visión. “Voy sin nada. La gente se piensa que no tengo discapacidad o que veo mucho más de lo que digo”, remarca.

El origen de esta discapacidad estuvo en el diagnóstico tardío de un retinoplastoma, “un tipo de cáncer de la retina”. “Ahora no es normal perder los ojos, me lo diagnosticaron tarde y un ojo me lo tuvieron que nuclear y del otro los médicos salvaron la visión que pudieron”. Aquello ocurrió cuando era un bebé de meses y tuvo que enfrentarse a muchas operaciones.

“Los estudios y las clases las he llevado muy bien. Sí es verdad que me cuesta más que a quienes tienen visión en algunas asignaturas, como Historia del Arte, porque otros alumnos reconocían a simple vista una imagen y yo me tenía que esforzar el doble, también en las gráficas de Matemáticas, por ejemplo”, relata. Pero Andrea toma nota de lo que le dice su hermana pequeña, Lucía, con quien se lleva “muy bien”, para afrontar la Ebau: “Me dice que me relaje y adelante”.

Tras las notas, que llegarán a mediados de julio, le espera la playa, salir con sus amigos, bailar, las series españolas y escuchar la música de Melendi. Y, dentro de unos años, si todo va bien, podrá inspirar a otros alumnos como Josune hizo con ella. Para entonces quizás podrá cumplir el sueño recorrer Italia y alguna persona con discapacidad más se examinará para obtener una plaza en la universidad.

(SERVIMEDIA)
09 Jun 2023
AHP/pai