En junio del año pasado la confianza de los consumidores era de 51,7 puntos, 14,7 menos que este año. El aumento experimentado durante el último mes se debió sobre todo a la recuperación de las expectativas que viene produciéndose en los últimos meses.

El ICO interpreta que los consumidores ya no perciben el panorama económico actual y el futuro de manera tan pesimista como hace unos meses, y confían en que las peores consecuencias de la crisis sobre la economía real han quedado atrás.

La mejora de las expectativas sobre su capacidad de ahorro y de consumo de bienes duraderos apunta en esta misma dirección.

De las seis cuestiones que forman parte del indicador, suben las cuatro referentes a la economía del país y el empleo, mientras que las dos que centran la atención en la economía del hogar disminuyen (manteniéndose, no obstante, en niveles más elevados).

Según el presidente del ICO, Aurelio Martínez, los niveles del indicador de junio "no son excesivamente optimistas", sino que "encajan perfectamente con la evolución de la economía en los últimos meses".

Apuntó que, asimismo, "anticipan la evolución que tendrá el PIB", de acuerdo con la correlación que existe entre ambos datos. De este modo, "se podría esperar una clara mejora en el segundo semestre", dijo.

Para Martínez, "una parte" del aumento de la confianza es la consecuencia lógica del "exceso de ajuste" de los meses anteriores. Pero, además, "tras estas caídas fuertes, que (la confianza) empiece a subir indica una recuperación clara", o lo que es lo mismo, son los "brotes verdes" en la economía.