Otras iniciativas previstas en la campaña, cuyo lema es "Madrid está sucio", son una entrega imbólica de basura a las autoridades municipales y el reparto de una escoba y una pastilla de jabón a cada concejal.

Los carteles y folletos editados (30.000 ejemplares) muestran la figura del alcalde rociándose con un perfumador frente a un montón de basura. Junto a él se encuentra un oso, que lleva una pinza en la nariz para protegerse de los malos olores originados por los desperdicios.

La FRAVM considera que el recorte presupuestario efectuado por el PP en materia de limpieza y medio ambiente unido a la falta de responsabilidad de los ciudadanos, han convertido Madrid en un verdadero estercolero.

Prisciliano Castro, presidente de la federación vecinal, declaró hoy, en rueda de prensa, que el Ayuntamiento tiene la obligación de limpiar y el vecino, la de no ensuciar. Sin embargo, acusó al equipo de gobierno municipal de preocuparse más por el aspecto de los distritos céntricos que por los barrios de la periferia.

En su opinión, los gestores municipales hacen caso omiso a sus responsablidades, ya que no controlan las contratas de limpieza, retrasan sus pagos durante meses y cada vez reducen más el número de operarios encargados de barrer las calles de Madrid.

Igualmente, aseguró que la ciudad únicamente dispone de 400 contenedores de recogida selectiva de papel, vidrio y pilas, cuando debería haber más de 5.000.

Castro aludió también a la proliferación de excrementos caninos en las aceras. A su juicio, la mejor manera de atacar el problema serían las sanciones a los propietaris de perros que demuestren un comportamiento incívico.

La acumulación de coches abandonados en la vía publica, que sirven de refugido a vagabundos y toxicómanos, así como los vertidos incontrolados de escombros y otro tipo de desechos, fueron otros de los problemas enumerados por la FRAVM.