Esta organización defensora de los derechos humanos hace esta petición en una nota de prensa con motivo del quinto aniversario "de la represión más fuerte contra la oposición política en Cuba".

Para Kerrie Howard, directora adjunta del Programa Regional para América de AI, "el único delito cometido por estas 58 personas es haber ejercido pacíficamente sus libertades fundamentales".

Tras recordar que en febrero pasado el Gobierno cubano liberó a cuatro presos de conciencia y firmó el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales y el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, AI señala que el sucesor de Fidel Castro, su hermano Raúl, debe continuar esas "acciones positivas".

"Debe abordar algunas de las cuestiones de derechos humanos más acuciantes del país, como la revisión judicial de todas las condenas dictadas tras juicios injustos, la abolición de la pena de muerte y la introducción de medidas para garantizar la libertad de expresión y la independencia del poder judicial", indica la organización.

DELITOS

La mayoría de los disidentes encarcelados, según AI, fueron acusados de delitos como "actos contra la independencia del Estado" o actividades subversivas o perjudiciales para Cuba, como publicar artículos o conceder entrevistas a medios de comunicación financiados por Estados Unidos o comunicarse con organizaciones internacionales de derechos humanos.

Estas personas fueron condenadas a penas de entre 6 y 28 años de prisión tras juicios "acelerados y dudosos", indica Amnistía, que añade que hasta el momento veinte de ellos han sido puestos en libertad condicional por motivos médicos.

Entre los opositores políticos encarcelados se encuentra Marcelo Cano Rodríguez, médico y defensor de los derechos humanos, que fue detenido en la ciudad de Las Tunas el 25 de marzo de 2003 cuando investigaba la detención de otro médico, Jorge Luis García Paneque, arrestado durante la represión de la disidencia en el país.

Marcelo Cano fue juzgado y condenado a 18 años de prisión por visitar a presos y a sus familias como parte de su trabajo con la Comisión Cubana de Derechos Humanos y sus relaciones con la organización internacional Médicos sin Fronteras.

Actualmente se encuentra recluido en la prisión de Ariza, en la ciudad de Cienfuegos, a unos 250 kilómetros al sureste de la capital, La Habana, donde se encuentran su casa y su familia.