La organización denuncia en un informe que la tecnología militar y de seguridad de las naciones más poderosas del mundo "continúa sorteando las inadecuadas medidas de control existentes, hasta caer en manos de regímenes que cometen abusos contra los derechos humanos".

Según AI, dos tercios de las ransferencias mundiales de armas realizadas entre 1997 y 2001 partieron de cinco de los miembros del G-8: Estados Unidos, Rusia, Francia, Reino Unido y Alemania, a pesar de que estos países tienen distintas leyes que obligan a solicitar una autorización para realizar exportaciones militares o que incluso las prohíben.

Amnistía señala en el informe algunos casos en los que las medidas de control se han demostrado "ineficaces". Por ejemplo, en 2000 Francia suministró munición para armas pequeñas a Senegl, pese a que a lo largo de la década de los 90 cientos de civiles murieron por este tipo de armas.

Otro ejemplo denunciado por AI es que desde Reino Unido se autorizó la transferencia de sistemas de visualización frontal aérea, que se incorporaron, a través de Estados Unidos, a F-16 para aviones israelíes. Durante 2002 este sistema se utilizó para lanzar un bomba sobre Gaza en la que murieron 17 personas y 70 fueron heridas.

Estados Unidos, continúa el informe, suministró ametralladoras y fusile militares a las fuerzas armadas colombianas, a pesar de la violación reiterada de los derechos humanos y las matanzas de miles de civiles en homicidios políticos.

AI pide que se establezca un tratado internacional sobre el comercio de armas para reforzar y armonizar las medidas nacionales de control y que finalicen las transferencias de armas a autores de abusos contra los derechos humanos.