El director de la sección española de Amnistía, Esteban Beltrán, hizo esta denuncia tras la presentación hoy en Madrid del libro "Como agua en la piedra: historia de Amnistía Internacional", escrito por el periodista Jonathan Power, en el que se repasa, desde un punto de vista crítico, la actuación de esta organización en sus 40 años de existencia.

Beltrán aprovechó su intervención para referirse a la situación que está viviendo el mundo tras los atentados terroristas contra Estados nidos. Según dijo, ante esos hechos, la postura de Amnistía sigue siendo la misma, condenar los ataques y llevar a los culpables ante la justicia, sin pena de muerte ni torturas.

"Nuestro deber es denunciar el riesgo de que se violen los derechos humanos", recalcó Beltrán. "Si debemos ser impopulares, lo seguiremos siendo trabajando por lo que tenemos que trabajar".

Entre la disminución de las libertades que Amnistía denuncia, Beltrán se refirió a los retrocesos sobre la libertad de expresión, la prácticas de torturas, las barreras adicionales que se están creando a los derechos de asilo y refugio o la posibilidad que se está dando a la retención de inmigrantes sospechosos de "islamismo".

40 AÑOS DE AMNISTIA

El director de Amnistía en España destacó la labor de las miles de personas que, "de forma anónima", han trabajado por la defensa de los derechos humanos desde que nació la organización hace 40 años, una labor que recoge este libro.

Según dijo, en 40 años Amnistía ha tratado 48.000casos de personas detenidas por sus ideas y 45.000 de ellos se han cerrado gracias al esfuerzo del millón de personas que trabaja por la organización.

Entre los logros de AI Beltrán puso el énfasis en su lucha contra la pena de muerte para todos los presos, "una de las grandes aportaciones de Amnistía", se congratuló.

También se felicitó por haber contribuido a generar justicia y a que los responsables de violaciones de derechos humanos hayan comparecido finalmente ante la justicia. Entre ellos dstacó el caso de Augusto Pinochet.

Centrándose en la labor de AI en España, subrayó el logro de haber contribuido a abolir la pena de muerte o a denunciar los abusos de ETA, las torturas y las actitudes xenófobas con los inmigrantes.

De cara al futuro, explicó que Amnistía seguirá trabajando por acabar con la pena de muerte y las torturas en el mundo, seguirá luchando contra el comercio de armas y de materias primas que alimentan los conflictos y pedirá sanciones económicas para las empresas y agntes económicos que violen los derechos humanos. Tampoco olvidará la lucha contra la violencia que se ejerce sobre mujeres y niños.

APUESTA POR EL DIALOGO

El autor del libro, Jonathan Power, también centró su intervención en la guerra que está librando Occidente contra el terrorismo y recordó la labor que deben realizar los que piensan que los derechos humanos son importantes. "Deben utilizar esta influencia para cambiar el debate sobre el terrorismo" que, en su opinión, ha nacido de situaciones done los derechos humanos no han sido respetados.

"El mundo occidental no ha prestado mucha atención y respeto al mundo islámico", dijo. Añadió que el mundo occidental tampoco ha profundizado sobre la cultura islámica. "No hemos tratado a la gente islámica como iguales, hemos pensado que son inferiores".

"¿Pensamos que podemos cambiar la situación bombardeando?", se preguntó. Ya hemos matado a una niña de 10 años, dijo, "¿creemos que esto es luchar contra el terrorismo?".

Tras esta reflexión, Pwer concluyó que la situación actual es un test para Amnistía, "que debe estar en cualquier lugar del mundo independientemente de la dificultad". Por último, apostó por el diálogo para llegar a soluciones que evitarían mucha violencia.