Según esta organización, la etiqueta, que será obligatoria a partir del 3 de septiembre cuando entre en vigor el nuevo Reglamento de la Unión Europea, no representa ninguna garantía de que los organismos manipulados genéticamente no hayan sido utilizados en la elaboración del producto.

A su juicio, la etiqueta solamente indica qué proteínas o molécuas de ADN de la manipulación genética no han sido detectadas en las pruebas efectuadas.

Además, Amigos de la Tierra indica que la etiqueta no será obligatoria para los aditivos y los condimentos, que en muchos casos pueden ser derivados de alimentos transgénicos como la lectina o vainilla, ni para los productos eleborados del maíz y soja transgénica en el mercado.

Para esta asociación, la única manera de asegurar los derechos de los consumidores es mantener una clara separación de los cultivos trnsgénicos de los no transgénicos, de manera que los fabricantes de productos elaborados tengan la posibilidad de comparar un producto u otro.

Por último, Amigos de la Tierra cree que es imprescindible señalar con una etiqueta obligatoria los productos derivados de organismos transgénicos, independientemente de que su presencia haya sido detectada o no.