En los cursos de verano de San Lorenzo de El Escorial, De Miguel señaló que esa ley pretende resolver un problema de orden público, más que ahondar en las causas y soluciones del fenómeno del "botellón".

Según dijo, la nueva normativa se ha aplicado porque el botellón "molesta", y recalcó que "para eso no hay que hacer ninguna ley, porque ya hay lyes suficientes que te permiten poner multas a los que molestan en la vía pública".

"No se aplican las leyes; y como no se aplican, los políticos han inventado ahora una nueva ley, y así salen en la tele, y ya parece que se preocupan del bien común", añadió. Para el sociólogo la postura de los políticos es "hipócrita", puesto que "las normas no pueden cambiar las costumbres, los hábitos cotidianos. A los españoles les gusta beber en la calle, y al final beberán en la calle si les apetece".

En est sentido, señaló que "lo que no se puede hacer es prohibir una cosa íntima y personal, como es el beber donde a uno le dé la gana".

Sin embargo, precisó que "no están mal pensadas las normas que limitan ciertos derechos pensando en los menores", y denunció que la juventud "ha adquirido una costumbre que es estar toda la noche en una plaza céntrica de la ciudad, armando ruido y no dejando dormir a nadie".

"Yo creo que los menores no deben beber alcohol, porque objetivamente les sienta mal, y se exonen a muchos accidentes y muchas molestias, y no está mal un cierto control. Pero, por otro lado, es muy difícil que se cumpla esa ley".