Tras mantener los primeros contactos con Romay Beccaria para pactar la reforma sanitaria, Angeles Amador, valoró positivamente la "buena voluntd política" expresada por el ministro, que ha hecho cambiar la postura del Ejecutivo, tras el anuncio socialista de abandonar la ponencia para la reforma sanitaria, si esta sólo se convertía en el "paragüas" del gobierno para adoptar decisiones sin previo consenso.

A su juicio, la decisión del Ejecutivo de retirar los proyectos de ley sobre ordenación de las oficinas de farmacia y de gestión del Insalud demuestran la "actitud dialogante" del ministerio "para que no se puedan producir más malos entendios" en política sanitaria.

"Por esta razón", continuó Amador, "tenemos que ver si esta actitud no es idéntica con las declaraciones de Barea, sobre el cierre de hospitales públicos que no sean rentables, para clarificar si la política sanitaria va a seguir o no esta dirección".

Para la ex responsable de Sanidad, el núcleo del debate en la ponencia, cuyas conclusiones se conocerán en el primer trimestre de 1997, consiste "en ver si vamos a contar con un sistema nacional de salud que atienda de fora integral, la salud de los ciudadanos, sin que se efectúen selecciones de riesgos o proyectos que no se financien".

En opinión de Angeles Amador, el sistema que propugnó el Gobierno, y que motivó la decisión de abandono de la ponencia de los representantes socialistas, "no puede mantener un servicio que no garantice de forma integral la atención al ciudadano, del que no se responsabilice el Estado".