Cuesta intervino en la inauguración de la Convención Municipal que el PSOE celebra este fin de semana en Sevilla, y dedicó sus primeras palabras a las víctimas de aquellos atentados y a sus familias.

Precisó que el día de hoy no es momento para "descargar impresiones personales", pero explicó a los presentes, unos 2.000 alcaldes y concejales socialistas, que él formó parte de "una atalaya" que permitió analizar lo sucedido.

Esa "atalaya" a la que se refería Cuesta era la comisión de investigación creada en el Congreso de los Diputados después de los atentados.

Esa comisión, explicó, permitió "ver algunas actitudes que justifican en negativo que hagamos todo lo posible para que quienes en aquel momento tenían responsabilidades de gobierno no vuelvan a gobernar en España porque no estuvieron a la altura del dolor, del drama, de la catástrofe que sufrió nuestro país".

Mientras entre los españoles "se desbordaba la sangre y el dolor", añadió Cuesta, "con una frialdad pasmosa algunos ponían en marcha una maquinaria para el engaño masivo de la que no se apean".

Aquella actitud, sentenció, "descalifica cualquier capacidad de velar por la seguridad de todos" y, además, desde el punto de vista ético y humano, descalifica la capacidad para volver a gobernar, "para pretender representar a la ciudadanía".

Alvaro Cuesta recordó que conocer a la presidenta de la asociación de víctimas del 11-M, Pilar Manjón, le conmovió especialmente, como el testimonio de una mujer que viajaba en uno de los trenes y a la que la explosión provocó lesiones irreparables, además de segar su embarazo, que había conocido sólo dos días antes.

La esperanza de las víctimas dos años después de los atentados, dijo Cuesta, es motivo suficiente para mantener la ilusión en el futuro, y contrasta "con la actitud de quienes gobernaban en aquella época y siguen instalados en una mezquina dinámica y dialéctica de no mirar a los ojos a las víctimas pero sí de intentar traficar con el terrorismo".

Alvaro Cuesta pidió a los socialistas que se impliquen en el homenaje a las víctimas pensando, como los que sobrevivieron a la masacre, que la esperanza no está en lo que ya no se puede hacer, "sino en lo que podemos hacer".