Esa es la manifestación más drástica entre el conjunto de recortes en el gasto público adoptados con carácter general en todas las instituciones aragonesas.

Los zaragozanos están habituados a que las fiestas del Pilar duren nueve das, incluyendo los fines de semana anterior y posterior al 12 de octubre de cada año.

Pero en esta ocasión, las cosas van a cambiar, porque el presupuesto municipal destina a fiestas populares 125 millones de pesetas, frente a los 249 millones de años anteriores.

El acuerdo de reducir las fiestas lo adoptaron todos los grupos municipales como medida complementaria, y en cierto modo simbólica, a otros recortes más fuertes que ha efectuado el consistorio zaragozano y que abarcan desde la no renovacón de contratos temporales hasta el aplazamiento de obras de reforma urbanística.

El presupuesto del Ayuntamiento de Zaragoza es este año inferior en un 15 por ciento al del pasado ejercicio; una merma paralela a la decidida por la Diputación Provincial zaragozana.

El Ayuntamiento tiene además un nivel de endeudamiento superior al 25 por ciento de su presupuesto, lo que le obliga a obtener la autorización del Gobierno aragonés para poder solicitar nuevos créditos.

Ese fuerte endeudamiento esel resultado de cinco años de obras espectaculares que duplicaron el número de puentes sobre el Ebro y modificaron sustancialmente el centro histórico de la ciudad.

Las Federaciones de Peñas han manifestado su opinión de que, aunque las fiestas sean más reducidas, los organizadores aumenten el número de actividades para dar más intensidad al reducido período de fiestas.