Pese a los rumores sobre su descontento con el nombramiento, Alonso dijo hoy en el patio de la Cámara Baja donde acudió a la Diputación Permanente que decidirá sobre el envío de nuevas tropas a Afganistán, que su designación le "llena de honor y de orgullo".

Aseguró que su paso de ministro a portavoz del Grupo Socialista es "una promoción que me apetece mucho y que pienso encarar con mucho trabajo y mucho diálogo para buscar consenso en asuntos de Estado".

Se trata, por tanto, de pactar asuntos "que definen la vida nacional de un modo mayúsculo, que afectan directamente al interés general, a la propia estructura del Estado y al funcionamiento de los poderes públicos" que deben atender las necesidades de los ciudadanos "con el máximo rigor y la máxima atención".

No quiso adelantar ningún otro detalle sobre su gestión, puesto que hasta mañana el Grupo Parlamentario Socialista no procederá a su elección formal y "yo quiero respetar esos tiempos", explicó.

A la pregunta de ¿quién le sustituirá al frente del Ministerio de Defensa?, Alonso respondió a los periodistas con una abierta carcajada.